Si algún día tuviera que dar un taller literario, y espero que no, uno de los primeros consejos que le daría a los alumnos sería no usar a los árboles como símbolos, metáforas, imágenes, analogías o cosas parecidas. Eso se lo dejamos a los gurús del new age. Dicho esto, voy a violar impunemente ese principio con el ahuehuete de Paseo de la Reforma. Lo siento: la tentación es mucha.

El ahuehuete, recordaremos, tomó el lugar de aquella palmera centenaria que venía mal de las administraciones anteriores por una plaga, pero que murió bajo el cuidado de la 4T chilanga. ¿Con qué la remplazó la 4T? Con un árbol que, según hemos confirmado en días recientes con la tremenda cantidad de imágenes que circulan en redes, se ve todavía más pinche que la palmera, onda pino navideño en marzo.

Por supuesto, la 4T chilanga nos dice que no, que no está pinche: que está en un proceso de adaptación y que, nada más pase ese proceso, quedará enmendado el desastre del período prianista y disfrutaremos todes de una tormenta vegetal, una llamarada verde, encaminada a la posteridad.

¿Cómo llegó ahí el ahuehuete? Por supuesto, con una ceremonia muy “2024, ahí te voy”, y previa consulta popular, consulta en la que verificamos un milagro efímero: el funcionariado hipster chilango adoptó una actitud de coqueto júbilo revolucionario-participativo y se lanzó a votar a las redes, sin el mal humor y la prepotencia que suelen dispensarle a la ciudadanía que se queja por los bloqueos de microbuseros, el wifi para todes que no jala o la Línea 12.

Al margen del ciclo natural de ese tipo de árboles, ¿qué tiene que cumplirse para que el Ahuehuete del Bienestar sobreviva y le dé casa a los pajaritos chilangos y sombra a la ciudadanía, o sea, para que nos haga felices, felices, felices? Varias cosas. Primero, que los expertos que hablan del ciclo natural y que se encargarán de que lo rieguen y le quiten las plagas sean efectivamente expertos, y no, digamos, un contador público de Tepetitán y un líder sindical con antecedentes penales. Enseguida, que no pase como con la vacunación, que se interrumpía en días festivos y tenga la atención que merece, cuando hace falta. También, que no le vayan a dar ivermectina en vez de fertilizantes. Y que no lo destruyan en un plantón los de la CNTE, que decidieron usarlo para calentar el anafre o los normalistas, por pintarlo. Y, claro, que no se lo robe el crimen organizado.

Sí: será un milagro que el árbol sobreviva.

Gobernar con símbolos, que le llaman.

 

  @juliopatan09