Conforme se acerca el día de la elección del próximo domingo, al interior del Partido Acción Nacional (PAN) comienza a haber movimiento de algunos de los panistas de larga data, pues previendo la derrota que va a sufrir el partido en, al menos cuatro de lo seis estados en los que está en juego el cambio de Gobierno, ya están preparando una renovación del blanquiazul.

Nos dicen que la aventura electoral que ha emprendido Marko Cortés, a través de la alianza que signó con el PRI y el PRD, solamente les ha traído problemas y derrotas en los comicios en los que han ido acompañados, por lo que ya no están dispuestos a ceder en la elección de candidatos que están destinados al fracaso, como en Hidalgo, donde Carolina Viggiano tiene una desventaja de dos a uno frente al aspirante de Morena, Julio Menchaca.

Quintana Roo es otra de las entidades en las que Acción Nacional no levanta cabeza, sino que con el paso del tiempo su candidata Laura Fernández se va rezagando en las preferencias electorales frente a la morenista Mara Lezama.

Y es que, en este estado, a Laura Fernández le ha pesado no solo su falta de empatía para con los ciudadanos quintanarroenses, sino la sospecha de que, a su paso por el Gobierno municipal de Puerto Morelos, dejó una serie de anomalías financieras, entre ellas, un boquete al erario público por más de 800 millones de pesos, razón por la que incluso ya existe una denuncia en su contra ante la Fiscalía General de la República (FGR).

En este caso, la aspirante de Morena, Mara Lezama, también se llevaría la victoria, con 36.5% de las preferencias electorales; 22 puntos por arriba de la panista, de acuerdo a una encuesta de Consulta Mitofsky, publicada por el diario El Economista.

La puntilla para el PAN se la terminarían dando los abanderados de la 4T en Tamaulipas, Américo Villareal, y Salomón Jara, en Oaxaca; y en una de esas hasta en Durango les anda dando un susto Marina Vitela.

El único triunfo que, hasta el momento, tienen asegurado los azules es Aguascalientes con Teresa Jiménez; de ahí en fuera el panorama pinta muy oscuro para el partido.

En una semana sabremos los resultados en cada una de las seis entidades en que habrá elecciones, por lo que Marko Cortés prácticamente tiene los días contados al frente del PAN, a menos que se aferre al cargo, como en su momento lo hizo Ricardo Anaya, con todo el descontento que ello provocó al interior de sus filas.

De ser ese el escenario, Marko Cortés le estaría poniendo el último clavo al ataúd del que, en algún momento, fue uno de los partidos más influyentes y determinantes en la política nacional.

 

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@JuanMDeAnda