José Ureña
 

En Palacio Nacional hay mucha furia.

No ha sido asimilado, ni lo asumirá jamás, el revés opositor al intento presidencial de regresar 60 años y recuperar el monopolio eléctrico, cuanto eso signifique.

¿Por qué el enojo?

Porque durante meses, de octubre de 2021 a la votación del 17 de abril, la cúpula del PRI se mecía en la incertidumbre, entre el apoyo y el rechazo.

En esas condiciones, el Gobierno utilizó a varios intermediarios -Ignacio Mier en la Cámara de Diputados, Adán Augusto en negociaciones externas- para conseguir los 57 votos.

Eran los indispensables para legitimar en San Lázaro -en el Senado esperaba una oposición más férrea con Miguel Ángel Osorio Chong, Dante Delgado, Julen Rementería y Miguel Mancera- una ley imposible.

En el alto Gobierno hay una versión:

El coordinador parlamentario en San Lázaro, Rubén Moreira, avalaba declaraciones públicas con promesas privadas de dividir a la fracción priista y así lo reportó el grupo de Ignacio Mier.

-Ya casi está. Él (Rubén) ya nos dijo: “Yo te doy 36 votos de la alianza -Va por México-, tú consigue los demás”. Con 21 más estamos del otro lado…

ALITO TOMA EL GUANTE

Todavía el domingo del desenlace -17 de abril- Rubén Moreira se reunió con sus copartidarios.

-Nos pidió ir a un debate de mucho respeto -narran diputados priistas-. Nada de atacar al Presidente. En el pleno vamos a ver cuántas propuestas nuestras son incorporadas y debemos ser muy prudentes.

Pero en el debate subió a tribuna Alejandro Moreno, Alito, rodeado de priistas, panistas, perredistas y algunos emecistas, asumió el liderazgo del frente y se lanzó contra la política presidencial para azoro de Moreira.

Las imágenes son elocuentes.

Ahí explotó el enojo.

De inmediato vino la campaña de la dupla Gobierno/Morena para acusar de traidores a la patria a quienes usaron su libertad y su conciencia.

Se amenazó a Alito –“tenemos pruebas contra ti y no te la vas a acabar”- y se ordenó endurecer las campañas electorales.

La víctima mayor es Carolina Viggiano, esposa de Rubén Moreira y contra quien se ha lanzado hasta el hermano de éste, Humberto Moreira.

Así se pasó a la venganza luego de una supuesta cesión de Hidalgo a cambio del voto tricolor y de una competencia no avalada por las encuestas.

MENCHACA TOMA VUELO

¿Quién gana en esto?

Quien arrancó al frente con 24 puntos y ha ampliado su ventaja a 32 según la media demoscópica: el senador con licencia Julio Menchaca.

Del apoyo central no hay duda: es el primer candidato al cual acudieron los cuatro presidenciables: Adán Augusto López, Ricardo Monreal, Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum.

En recompensa a su gran ventaja, Menchaca se perfila para ser el coordinador de los gobernadores del partido oficial, lo cual es un mensaje de Palacio para México.

Semana a semana se levantan reportes de los seis estados donde habrá elecciones en dos domingos y, con los números a su favor, Menchaca ha pasado a compromisos específicos.

El principal: convertir a Hidalgo en potencia económica, reto nada fácil porque según su análisis es el estado con más retroceso en competitividad, el cuarto con mayor tasa de informalidad (75.3%) y con “las peores condiciones para trabajar”.

LEG

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