@guerrerochipres

La Ciudad de México mejora en seguridad y está en la oportunidad de profundizar su avance con la derrota de los delitos de más alta prevalencia, como la extorsión y el fraude.

Si se compara el primer cuatrimestre de este año con el mismo periodo del 2019, la disminución en la capital nacional es del 65%. Por supuesto que la conciencia de la cifra negra genera la oportunidad de reconocer avances siempre relativos. Es necesario potenciar el sistema de prevención y las capacidades de operación policial y procuración de justicia.

Es indemostrable que haya un aumento en la extorsión —a menos que la demostración suponga omitir los datos y las percepciones medidas— en la capital nacional. Incluso, puede comprobarse que la participación de la CDMX en el volumen total de extorsiones del país se ha reducido de representar casi 12% al 4%, según los datos disponibles.

No se puede obviar que, en México, y en particular en la CDMX, las probabilidades de que tenga éxito la extorsión es al mismo tiempo proporcionalmente mínima —96% fracasa de los intentos identificados, por ejemplo, por el INEGI— y de enorme importancia en términos absolutos: probablemente más de 320 mil intentos de extorsión y fraude en el Valle de México, por año.

Hay una cierta resiliencia que puede continuar en crecimiento frente a la tentativa delictiva. La experiencia citadina y la cultura de la prevención ha permitido, a su vez, la preocupación activa de autoridades como la alcaldesa de Iztapalapa, Clara Brugada y, más recientemente, del alcalde de Miguel Hidalgo, Mauricio Tabe. Importa combatir la inseguridad, un interés ciudadano superior a los legítimos partidismos que definen la identidad política de cada demarcación.

La extorsión es un delito que hasta en un 90% de los casos se puede prevenir. Desde el Consejo Ciudadano se impulsa, ante una llamada o mensaje extorsivo, la estrategia colgar-verificar-denunciar, así como el uso de la app No Más Extorsiones, que alerta y bloquea llamadas procedentes de 190 mil teléfonos relacionados con el ilícito.

Hoy, la estrategia impulsada en la ciudad por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, donde se modela y proyecta un sistema de integración de seguridad con resultados verificables para todo el país, puede replicarse en otros estados.

Pero también tiene impacto en “mini ciudades”, como la Central de Abasto, el mercado más grande de América Latina, donde se ha logrado el desmantelamiento de prácticas como “La Rapidita”, lotería extorsiva de origen colombiano, que ofrecía préstamos fáciles y cobraba bajo amenazas. La coordinadora de la Ceda, Marcela Villegas, reportó ayer ese avance.

Al denunciar, la ciudadanía activa los mecanismos de seguridad, justicia y protección para las víctimas. Es clave del proceso y del éxito, sea en el mercado al que asisten unas 450 mil personas cada día o en una de las mayores y más complejas metrópolis del mundo, la Ciudad de México.