Héctor Zagal

Héctor Zagal

(Profesor investigador de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)

El 17 de mayo se celebra el Día Internacional de Internet. La Internet es una herramienta maravillosa. Nos permite saber qué ocurre en otra parte del mundo en tiempo real, encontrar a nuestros amigos de la secundaria, escuchar música, ver series y películas, jugar en línea, recibir correo, investigar, acceder a documentos antiguos digitalizados, tomar y dar clases, hacer el súper, reservar nuestra estadía en un hotel, comprar boletos para un concierto, coordinar un envío y seguirlo, ver memes y video graciosos de gatitos. ¿Para qué no sirve internet? No es el lugar indicado si buscamos experiencias no-virtuales como dar un abrazo, intercambiar miradas cómplices, oler, saborear, darse un duchazo, calmar la sed. En fin, hay ámbitos de nuestra vida que aún no caben en internet.

Pero, ¿qué es internet? Lo he llamado herramienta debido a que la usamos para realizar todo tipo de cosas. Pero, si nos ponemos técnicos por un momento, tendríamos que decir que es un conjunto de redes de comunicaciones interconectadas. Aunque muchas veces creemos que la web es la totalidad de internet, no es más que un servicio posible gracias a la interconexión. La web nos permite acceder a un tipo de contenido alojado en algunas de las máquinas que constituyen la interconexión. Cuando nosotros, meros usuarios sin conocimiento técnico ni teórico de la internet, abrimos un navegador y buscamos aquello que es de nuestro interés, estamos usando la web. Esta navegación nos lleva a través de una inmensa colección de documentos enlazados con otros a partir de hipervínculos. Otros servicios de internet son el envío de correo electrónico, la transmisión de archivos, los chats, la transmisión de contenido multimedia y los juegos en línea. Todo esto a base de diversos protocolos de comunicación.

Demasiada información sobre la internet, me dirán. Concuerdo con ustedes. Por ello mejor les comparto unos datos curiosos sobre la gran red que sostiene la vida del siglo XXI. Con las maravillas de internet también vienen algunos problemillas. Uno pensaría que dentro de la red uno está protegido a todo tipo de contratiempos, como los resfriados. Pero no, aún en la virtualidad tenemos que cuidarnos. ¿Saben cuándo se creó el primer virus informático? Algunos consideran que el llamado “Rabbit”, conejo en inglés, fue el primer virus. Apareció en 1974 y se manifestaba reproduciéndose sin parar en un ordenador hasta obstruir el sistema y bloquearlo totalmente. Pero quizás el más interesante sean los virus informáticos que se transmiten por correo. El 26 de marzo de 1999 se desencadenó “Melissa”, el primer virus informático que utilizó el correo electrónico para propagarse de modo masivo. El correo llegaba con un documento adjunto nombrado “LIST.DOC”, y supuestamente incluía contraseñas para los mejores sitios de entretenimiento adulto en internet. Muchos, como podrán imaginarse, lo abrieron. Una vez hecho esto, el virus se enviaba a sí mismo a 50 contactos más. Su creador, David L. Smith, fue declarado culpable por más de 80 millones de dólares en daños a compañías como Microsoft.

Los virus no son los únicos peligros de la red. ¿Han escuchado hablar de los ‘hackers’? Son individuos entusiastas de la programación. Su definición más reconocida, sin embargo, es la de individuos expertos en detectar problemas informáticos para resolverlos, esquivarlos o para crearlos. Los ‘hackers’, por lo general, están relacionados con actividades ilícitas como vulneración de sistemas y robo de información. Para quienes no nos dedicamos a la programación nos puede parecer que el hackeo es como de película de ficción. Pero, en realidad, es cosa seria. Al menos así lo es para Loyd Blankenship, un hacker mejor conocido por el seudónimo “The Mentor”. El 8 de enero de 1986, escribió el ensayo “The Conscience of a Hacker”. Este texto, también conocido como el “Manifiesto Hacker”, fue publicado en la revista digital “Phrack” después de que Blankenship fuera arrestado por cometer crímenes cibernéticos. Este manifiesto forma parte de la cultura pop informática y se considera esencial para cualquiera que se inicie en las prácticas de ‘hackeo’. El texto cierra así: “Sí, soy un criminal. Mi crimen es la curiosidad. Mi crimen es juzgar a las personas por lo que dicen y piensan y no por su apariencia. Mi crimen es haberlos burlado, algo que nunca me perdonarán. Yo soy un hacker, y este es mi manifiesto.”

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana