La semana pasada dimos cuenta de la saturación e inconvenientes que se viven todos los días en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y el riesgo que esto representa; pero qué pasa con la supervisión y capacitación de los pilotos y controladores en un espacio aéreo saturado que obliga a levantar el vuelo en plena pista para evitar un accidente.

Responsables hay muchos, desde las autoridades que dieron cargos de máxima especialización a personajes que poco saben del tema, hasta decisiones que se tomaron desde el escritorio, falta de capacitación, falta de certificaciones, austeridad en la contratación de personal, entre otros.

La reestructura del espacio aéreo se dio por dos razones: una petición de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) de automatizar todo el sistema de navegación utilizando el PNB, es decir, que todo se conduzca vía satélite, algo similar a las aplicaciones que usamos para buscar la mejor ruta en automóvil; aunado a la entrada en operación del nuevo Aeropuerto Felipe Ángeles.

Y quién supervisa que todo opere bien, la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) que dirige Carlos Antonio Rodríguez Munguía, un general piloto aviador en retiro cuya experiencia profesional siempre estuvo al servicio de la Fuerza Aérea y no de la aviación civil.

Aquí entra otra vez la austeridad mal entendida, pues la AFAC no ha contratado personal suficiente para la supervisión, lo que ocasionó que la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), degradara a categoría 2 la operación aérea en el país.

México no pudo comprobar que ha hecho una correcta inspección de las licencias que se otorgan al personal técnico porque no demostró que cumple con la capacitación adecuada; tampoco aprobó el anexo de operaciones, es decir cómo se debe operar una aeronave, qué requisitos deben cumplir para su operación y qué requisitos deben cumplir los pilotos.

También tuvo fallas en lo relativo al mantenimiento de las aeronaves, quién lo realiza, cada cuánto, en qué talleres, si estos están certificados; qué tipo de refacciones utilizan, entre otros.

Actualmente en el país hay alrededor de 9 mil aviones registrados y de ellos operan 5 mil que deben ser estrictamente vigilados y se tienen 75 modelos distintos de aviones y para inspeccionarlos hay 400 inspectores de la AFAC.

Pese a estas fallas, la industria sigue operando, haciendo lo que se puede, apostando a que los pilotos tengan la habilidad de sortear problemas en el aire que no sean advertidos por los controladores ante la carga de trabajo; y para las autoridades que poca experiencia tienen en el tema, la única solución lejos de invertir en personal calificado fue sacar los vuelos del Aeropuerto capitalino y llevarlos al AIFA. Parece que a alguien, le cayeron como anillo al dedo los incidentes.

Y en Pregunta Sin Ofensa:

¿Cómo puede un jefe de Estado justificar la violencia de criminales que asesinan, secuestran, mutilan, violan, desaparecen y torturan, porque son seres humanos? Hay más abrazos que justicia.

@aguilarkarina