De vez en cuando llegan este tipo de historias. Estamos en una era con mucho contenido pesimista, irreal o cargado de fanfarronería. Por tanto, es refrescante encontrarnos con proyectos dulces como la nueva serie de Netflix, Heartstopper.

Basada en las novelas gráficas de Alice Oseman—quien también se encarga de fabricar los guiones de su respectiva adaptación a la pantalla chica—, aquí se nos relata la historia de Charlie, un chico abiertamente gay, y su fascinación por Nick, otro estudiante de su escuela. A continuación podemos presenciar en pantalla más visibilidad, porque no solo se encuentra un personaje homosexual como figura principal, sino porque también entre su ensamble hay gente bisexual, lesbiana y transgénero. Esto ya lo vimos en Sex Education, otra joya destacada de Netflix. Mas a diferencia de aquella producción, esta hace un claro énfasis en cómo el bullying y la homofobia, bifobia y transfobia siguen presentes en nuestros tiempos.

Los productos mediáticos deben ser honestos con estos temas, no solo para que las personas de la comunidad puedan sentirse identificadas y verse a sí mismas en pantalla, si no también para remarcar aspectos sociales en los cuales aún es imperativo trabajar.

El acoso escolar continúa siendo un tema alarmante, sobre todo en cuanto a los seres humanos con un espectro sexual o de género distinto al común se refiere. Para empezar, seguimos hablando de una sociedad donde deben existir “bares gay”, o donde la gente debe de seguir “saliendo del closet”, porque su entorno les ha enseñado que ser distintx es malo, aunque muchas personas levanten su banderita de colores en junio. Además, hay muchas facetas sobre externar la identidad ante el mundo, además de muchos entornos en los cuales puede ser peligroso revelar nuestra naturaleza. La serie retrata este aspecto con honestidad, lo cual se agradece bastante.

Porqué un comentario ofensivo o un séquito de burlas, para aquellxs cuya experiencia sea turbulenta, les será más difícil pasar por este proceso. O podrían llegar a considerar cosas horribles de su persona, generar problemas de salud mental como desórdenes alimenticios, ansiedad, depresión o llegar a los peores extremos. El duelo externo es una herramienta rápida para retornar al mundo interno, porque al final de cuentas somos seres frágiles y de pronto cansa estar en contra de todo mundo, o sentir la necesidad de explicar cosas sin necesidad de ser explicadas. Cada quien su vida, ¿no?

Mientras haya esa desigualdad no avanzaremos realmente. Por suerte, hay historias como la de Heartstopper, donde se retrata la bonita experiencia de descubrirse, aceptarse y enamorarse, sin enmascarar los problemas que aún enfrentamos como sociedad.

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