México ha perdido la oportunidad de venderse como territorio propicio para la inversión en buena medida por la negativa del presidente Andrés Manuel López Obrador de participar en las reuniones de líderes mundiales.

Hasta ahora sigue sin entenderse por qué el Presidente se ha negado a participar en esas reuniones, como el Foro de Davos o el G-20, en donde se discuten los problemas globales y en donde confluyen los empresarios más importantes del orbe.

Ayer el Presidente anunció que, si los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua no son invitados por Estados Unidos a la Cumbre de las Américas, que se realizará a principios de junio próximo en Los Ángeles, California, no asistirá.

En su lugar enviará a una representación oficial.

La pregunta es ¿en quién piensa el Presidente mexicano al negarse a participar en una reunión de suma importancia para los países del continente americano?

Claramente no está pensando en los beneficios que se pueden pactar en dicha reunión, ya sea sobre la solución de problemas comunes o la posibilidad de atraer nuevas inversiones.

López Obrador parece estar obsesionado en recuperar el papel de “hermano mayor de Centroamérica’’ a costa de ignorar el evento de liderazgo más importante en el que haya participado hasta el momento.

Nada gana el país, nada, con la defensa que hace el Gobierno mexicano de tres dictadores.

Puede que el Ejecutivo mexicano gane simpatizantes entre los gobiernos y algunos sectores de los países vetados por Estados Unidos por razones más que evidentes.

No es solidaridad con esos pueblos, sino con los gobiernos que los oprimen.

¡Qué necesidad!

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El traslado de los vuelos chárter y de carga al aeropuerto Felipe Ángeles, quitará presión al Benito Juárez y de paso descongestionará un poco el tráfico de camiones de carga en la capital del país.

Aunque por el momento solo se trata de vuelos de carga nacional (en tanto se habilitan los recintos fiscales en el nuevo aeropuerto), la descompresión del aeropuerto capitalino será mayor en cuanto se trasladen los vuelos internacionales de carga.

Lo malo sigue siendo el tiempo de traslado, las obras inconclusas, la falta de servicios en el AIFA, que igualmente tendrán impacto negativo en quienes deberán utilizar sí o sí sus instalaciones.

Eso sin contar con la falta de seguridad en la zona del Felipe Ángeles, que sigue siendo una de las más altas en incidencia de asalto a transportistas.

A ver cómo funciona el acuerdo que no conocía el Presidente.

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El gobernador fosfo-fosfo de Nuevo León, Samuel García, organizó un festival para celebrar a las madres y el evento estuvo, por decir lo menos, auténticamente desangelado.

Y es que no es para menos.

El estado -y su capital Monterrey-, han sido escenario de dos de los casos de feminicidios más mediáticos en los últimos meses.

De por sí la tragedia ennegrece el ambiente político, más tétrico se pone el asunto cuando las autoridades encargadas de investigar los hechos demuestran franca incapacidad o de plano complicidad.

García ha comenzado a recibir el mismo trato que la sociedad neoleonesa le dispensó al “Bronco’’ en sus primeros meses de gestión.

Quizá es temprano aún para juzgar los resultados del Gobierno -la detención de “El Bronco’’ es su máximo galardón hasta hoy- pero la forma de ejercer el poder es la que se cuestiona.

¿A poco los neoleoneses ya se están arrepintiendo de haber votado por García y su señora esposa?

LEG