Foto: Especial / Tenían como cuatro meses desaparecidos cuando me di a la tarea de agarrar una mochila, unas botellas de agua, un palo de madera y empecé a caminar por los cerros: Araceli Hernández  

Buscan hijos… y paz

Mientras la mayoría de los mexicanos festejarán a las madres este martes, miles de mujeres alzarán su voz en las calles o seguirán escarbando la tierra en busca de sus hijos desaparecidos.

Atrapadas entre la inercia de las autoridades y la impunidad, sienten que no hay nada que celebrar, peor aún cuando las víctimas de este delito no paran de crecer: 95 mil 121 hasta noviembre pasado, según cifras oficiales.

En Jalisco, el estado con más desaparecidos (14 mil 948), María Guadalupe Camarena, Araceli Hernández, Rosaura Magaña y Azulema Estrada relatan la lucha que dan para encontrar a sus hijos y no consumirse en la angustia.

En casa hay cinco sillas vacías

Guadalupe Camarena, de 61 años, responde sin dudar cuáles son sus planes para conmemorar el Día de las Madres: “Buscar a mis hijos”.

Con voz pausada para contener el llanto ante los recuerdos, menciona a Lucero, José de Jesús, Tonatiuh, Ernesto y Oswaldo Javier, cinco de los nueve hijos que tuvo y quienes están desaparecidos.

“Son cinco sillas vacías, aquí no hay nada que festejar”, añade esta empleada doméstica desde su casa en uno de los municipios de la zona metropolitana de Guadalajara, San Pedro de Tlaquepaque.

La madre recuerda que Lucero desapareció en 2016, tras acudir a una entrevista de trabajo, de la que nunca más regresó; de sus cuatro hermanos no sabe nada desde 2019.

Ellos, comenta, viajaban por carretera hacia el domicilio de un familiar que cuidaría a José de Jesús de una cirugía de cáncer.

Los cuatro jóvenes fueron detenidos por policías del municipio de Ocotlán, y aunque dos agentes están acusados de desaparición forzada, no han declarado ni se ha lanzado una operación de búsqueda.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha considerado este caso de “urgencia”.

Recientemente, su Comité contra las Desapariciones Forzadas calificó de “tragedia humana” alimentada por una “absoluta impunidad” el fenómeno en México, azotado por la violencia del narcotráfico.

Camarena mantiene intacta la casa de su hijo mayor, incluido el ropero que suele observar con dolor.

Imploran por su regreso

En un altar a la llamada Santa Muerte, Araceli Hernández, de 50 años, tiene las fotos de sus dos hijos veinteañeros: Vanessa y Manuel Alejandro Veneranda Herández, no localizados desde hace casi cinco años.

No sabe de ellos desde 2017, narra. Primero fue Vanessa el 27 de agosto, cuando la obligaron a bajar de su camioneta junto con otra joven, quien fue liberada posteriormente.
Dos días después, cuando buscaba a su hermana, desapareció Alejandro.

“Tenían como cuatro meses desaparecidos cuando me di a la tarea de agarrar una mochila, unas botellas de agua, un palo de madera y empecé a caminar por los cerros(…). Me enfoqué más a ser una madre buscadora”, dice, refiriéndose a mujeres que han emprendido la tarea de escarbar en fosas clandestinas en busca de sus familiares no localizados.

También recorre las calles de Guadalajara colocando carteles con la imagen de los muchachos. Llorando, besa los rostros en papel.

“Es una misión que tengo como madre (…) los amo”. Quien tiene hijos desaparecidos “vive, respira por inercia”, precisa.

La vida me dio un giro inesperado

Al despertar, cada mañana Rosaura Magaña, de 61 años, prende una veladora y reza ante una foto de Carlos Eduardo.

Él desapareció hace cinco años, cuando hombres armados que dijeron ser de la Fiscalía de Jalisco llegaron hasta el taller donde trabajaba y se lo llevaron junto con otros tres jóvenes, dos de ellos fueron liberados posteriormente, cuenta su madre.

“Nunca pensé en tener este proyecto de vida: pasar de jubilada a ser madre buscadora”, afirma esta mujer, quien denuncia que las autoridades ni siquiera tienen una línea de investigación sobre el caso de su hijo Carlos Eduardo.

Los jóvenes liberados, detalla, rechazan dar detalles de lo sucedido ese día que los “levantaron” y, aunque el caso ha pasado por seis fiscalías y ocho policías investigadores, no hay nada sobre el paradero de su hijo, sostiene Magaña.

Otras madres en su situación se manifestarán este martes en diversas partes de la República, día que se celebra a las madres.

En el país, los casos se dispararon tras la militarización de la lucha antidrogas hace 16 años.

Se convierte en forense autodidacta

Azulema Estrada, de 49 años, ha aprendido por su cuenta tanto de leyes como de técnicas de excavación para hallar a Iván Alfredo, desaparecido en 2020 a los 30 años.

“De mi denuncia nunca me dieron nada (de documentos). Me entero como a los tres meses (…) que no hallan el expediente, no hay nada”, refiere.

Su hijo, que vivía en Sonora (norte), fue sacado de la casa por pistoleros junto con su pareja. Sin éxito, ha intentado confirmar versiones de que están enterrados en un cerro de la localidad de Guaymas.

“Desgraciadamente no encontramos nada. Nos faltaron muchos puntos porque nos agarró la noche, ya no pudimos regresar porque nos estaban cazando”, cuenta sobre los “halcones”, centinelas de los criminales.

Hallar aunque sea algunos restos y darles sepultura puede ser un consuelo para las familias de las víctimas.

Las autoridades federales intentan consolidar una base de datos de desaparecidos con muestras genéticas, mientras algunos cadáveres son enterrados sin identificar ante el desbordamiento de las morgues.

Temo morir y no encontrar a mi hijo: buscadora

Por: Ángeles Gutiérrez

Baudelia Castillo, originaria de Hermosillo, Sonora, es una de las decenas de madres buscadoras que terminan siendo también madres de sus propios nietos, tras la desaparición de sus hijos.

Un 14 de septiembre de 2019, Baudelia vio por última vez a José Guadalupe, taxista de profesión, quien, tras realizar un viaje de trabajo, no volvió a casa.

Desde ese momento, ella se encargó de sus cuatro nietos -de entre 12 y seis años- a quienes cuida y provee de lo necesario, junto con su esposo, gracias a la venta de productos, de donde también saca para su labor de búsqueda.

Baudelia comenzó cinco meses después de la desaparición de José su labor de búsqueda, hoy, junto con otras integrantes de Madres Buscadoras de Sonora, ha encontrado cientos de cuerpos de personas desaparecidas y ha logrado entregarlos a mujeres que como ella deseaban encontrar a sus vástagos… pero ella no lo ha conseguido.

Sin embargo, no se rinde y hoy, 10 de mayo, no festejará “porque no tiene nada qué celebrar”, trabajará junto con otras madres buscadoras, en cerros, zanjas, mar… un leve indicio que de con el paradero de José.

En este día envió un mensaje a esas madres que pasan por lo que ella: “No pierdan la esperanza de encontrarlos, busquen, porque si ellas no los buscan no los van a encontrar, porque nadie los busca como una madre(…) Una madre no se cansa de esperar”.

TAMAÑO DE LA TRAGEDIA

37,000 cadáveres
reporta el Gobierno sin identificar en los servicios forenses

52,000 cuerpos
es la cifra que dicen organizaciones civiles hay en semefos

340,000 asesinatos
se suman a los registros de desapariciones desde 2006

CITA
Son cinco sillas vacías, aquí no hay nada que festejar”
Guadalupe Camarena
Madre de cinco desaparecidos

Tenían como cuatro meses desaparecidos cuando me di a la tarea de agarrar una mochila, unas botellas de agua, un palo de madera y empecé a caminar por los cerros
Araceli Hernández
Madre de dos desaparecidos

Desgraciadamente no encontramos nada. Nos faltaron muchos puntos porque nos agarró la noche, ya no pudimos regresar porque nos estaban cazando”,
AZULEMA ESTRADA
Madre de desaparecido

 

LEG