@guerrerochipres

La ausencia de libertad impuesta como sentencia carcelaria no elimina la posibilidad de pensamiento positivo o de crecimiento personal. Las Personas Privadas de la Libertad (PPL’s) no solamente reflexionan sobre las probabilidades que tienen para reinsertarse a la sociedad una vez que cumplen con su sentencia, sino que actúan sobre la oportunidad material.

Desde  reclusión existen opciones de prepararse a reconstruir ciudadanía, de impulsar un proceso que rompa con los esquemas tradicionales de la cárcel como un espacio de castigo y segregación donde la vida solamente empeoraría.

Ulises, un interno del Centro Varonil de Seguridad Penitenciaria I (Cevasep I), recibió el viernes pasado su grado de Maestría en Derecho de Amparo por parte del Centro de Estudios Avanzados de las Américas. Tuve la oportunidad de ser testigo y comentar sobre esas posibilidades de madurar la libertad de elección y construcción de lo que uno mismo puede y quiere ser fuera de los muros de un centro de alta seguridad. Ahí estaban también su madre y sus hijos, sin duda una de las motivaciones que tiene el graduado; esto en la víspera del 10 de mayo.

La decisión de estudiar el posgrado, una decisión tan individual como institucional, impulsada por un modelo penitenciario que favorece las opciones educativas de los internos como una forma de acercarles herramientas que les permitan, en primera instancia, tener una actividad dentro de la prisión, además de ayudarles en su preparación una vez que cumplan su sentencia y egresen.

Desde la Subsecretaría del Sistema Penitenciario de la Ciudad de México, a cargo de Enrique Serrano Flores, hay un pleno convencimiento: a través de la preparación y educación se puede enfrentar la desigualdad y la marginación, e incrementar las probabilidades de una reinserción plena.

Y las cifras lo sustentan. El 53% de la población penitenciaria estudia, ya sea en alfabetización o grados de licenciatura, maestría o doctorado.

Las y los internos que han logrado estas metas son conscientes de que la libertad se construye desde el interior de la persona y no desde el confinamiento a un espacio delimitado por muros. Este pensamiento es también promovido en el Cevasep I por la directora Marina Rodríguez Cedillo, la única mujer en dirigir un penal varonil en la Ciudad de México.

En sus 8 años de funcionamiento, este centro que alberga a más de 500 internos con perfil de alto grado de riesgo institucional, ha obtenido ya la certificación de la Asociación de Correccionales Americana (ACA) al cumplir con los 137 estándares que se exigen.

Compromiso y voluntad institucional y personal deben conjuntarse para la reinterpretación de las PPL’s que les permita reinsertarse a su familia y comunidad, con ofertas laborales o de estudios que las alejen de la actividad delictiva. Es una variable que enriquece la estrategia de seguridad que impulsa la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum y que ha producido la disminución del 50 por ciento en la incidencia delictiva en tres años.

El mayor compromiso de los organismos que apoyan la humanización de la educación es lograr que ésta no solo sea un método de reformación, sino también de reinserción. Desde la ciudadanía celebramos y acompañamos esa visión.