En lo que va del año se han reportado 748 mujeres desaparecidas; es decir, que cada día al menos siete mujeres no llegaron a casa con su familia, sus hijos y sus padres. 

Desde enero pasado y hasta el 31 de marzo se reportaron 229 feminicidios; es decir, 2.5 mujeres, en promedio, fueron asesinadas al día por el hecho de ser mujer.

En 2021 se abrieron 977 carpetas de investigación por el delito de feminicidio, de las cuales, 12% corresponden a víctimas menores de 18 años. 

El 46% de las mujeres desaparecidas se concentra en el Estado de México, la Ciudad de México y Morelos.

Estas cifras obtenidas del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres son devastadoras, y lo más grave es que lejos de disminuir, la violencia contra el género femenino en todo el país va en aumento.

La semana pasada fuimos testigos de la desaparición de Debanhi, una joven de 18 años que salió a divertirse con amigos y ya no regresó a su casa; por casi dos semanas su padre, Mario Escobar, hizo todo lo que estuvo a su alcance para encontrar a su hija y, la encontró, desafortunadamente sin vida.

Aunado a esta tragedia, durante la búsqueda de Debanhi, en menos de dos semanas se encontraron los cuerpos de cinco mujeres más, todas originarias de Nuevo León y habían sido reportadas como desaparecidas.

Encontraron otros cuerpos, pero seguramente no hallarán a los culpables y es esa impunidad la que mantiene la violencia en el país.

Como sucede cada que un caso logra captar la atención de los medios de comunicación y las redes sociales, las autoridades comenzarán a pasarse la bolita, se crearán comisiones, grupos especiales, campañas de concientización, hasta que otra bomba mediática estalle; pero el problema seguirá.

Lejos de las lamentaciones y las promesas sin cumplir, falta mucho que hacer por parte de los ejecutivos, federal y estatales; de los ministerios públicos, de los policías investigadores y bien podrían empezar por sensibilizarse, integrar bien las carpetas y sobre todo, detener y sentenciar a los asesinos, porque es el alto grado de impunidad que se vive en el país, el que ocasiona que sigan desapareciendo y matando a las mujeres y también que continúen los presuntos ajustes de cuentas y las masacres.

El fondo de la violencia y los feminicidios debe ser resuelto por las autoridades, pero el dolor, el coraje, la impotencia y el miedo de las familias y de las mujeres ¿quién lo quita?

 

Y en Pregunta Sin Ofensa: 

Ante la embestida que ha emprendido Morena contra los legisladores que no aprobaron la reforma constitucional del presidente Andrés Manuel López Obrador, queda la duda sobre si este partido está comprometido con resolver el problema de violencia en el país, o sólo busca atraer más votos, incluso con más violencia.

 

@aguilarkarina