MACRON
Foto: AFP / En sus respectivos discursos, Macron apeló por incluir a votantes y no votantes en su proyecto; Le Pen agradeció a sus seguidores, pero advirtió que la batalla no se había terminado  

Francia le dio cinco años más de mandato a Emmanuel Macron. Ayer, el enfrentamiento entre el actual presidente y la candidata de ultraderecha, Marine Le Pen, en las urnas de la segunda vuelta por la presidencia coronó una vez más con la victoria al candidato de centro, aunque con menos ventaja que en el encuentro de 2017. Estos comicios dejaron ver que, tras cada elección, la extrema derecha consigue ganarse la confianza de más gente.

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“Estos resultados representan una victoria (…) no puede suponer sino una esperanza, una señal a los dirigentes franceses y europeos de que hay un gran desafío del pueblo francés, que no pueden ignorar. La partida no se ha acabado”, expresó Le Pen ante sus simpatizantes momentos antes de que se diera a conocer el balance de los primeros conteos. Si bien los resultados significaron la derrota de la extrema derecha en esta cita, también demostraron que logró hacerse con una base sólida de adeptos para las futuras, una tendencia que en el país ha ido tomando fuerza durante los últimos 48 años.

El ganador hizo evidente que una parte de sus votos eran mensajes en contra de su oponente: “Sé que muchos no me han votado por mis ideas, sino para bloquear a la extrema derecha.

Por eso quiero decirles que soy consciente de que este voto me compromete para los próximos cinco años”, dijo el aún mandatario como parte de su discurso en el Campo Marte de París, donde la gente se reunió para celebrar su reelección, con la Torre Eiffel de fondo.

Pero a las urnas no solo asistió el descontento por las iniciativas de la candidata de Agrupación Nacional, también se hizo presente la inconformidad por la gestión del actual gobernante. Mientras que en 2017 había más de 30 puntos de distancia entre los candidatos, esta vez la diferencia se cerró en 13% (con 90% escrutado), rompiendo un nuevo récord en los votos recibidos por la derecha en el país, 43.4%, frente al 56.5 por ciento del ganador.

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Una de las iniciativas más sólidas de la derecha era la que consideraba la restauración del poder adquisitivo de los ciudadanos, cuya economía se vio gravemente afectada, primero con la pandemia, y ahora con el efecto de rebote que las sanciones económicas impuestas a Rusia tienen sobre la región.

Entre quienes se alegraron por los resultados estuvo la Unión Europea; el presidente de su Consejo, Charles Michel, extendió sus felicitaciones a Macron desde su cuenta de Twitter, y aseguró que será necesaria una Europa fuerte para hacer frente a los tiempos difíciles. Por su parte, el canciller alemán, Olaf Scholz, destacó que este resultado no era menos que una prueba del compromiso de los votantes con la alianza.

Sin embargo, una tercera victoria pesa sobre el reñido encuentro en las urnas: el abstencionismo. Ayer, el fenómeno se apoderó del 28% del padrón, sumando otros dos puntos frente a la participación de la segunda vuelta de 2017. En Francia, no solo es la segunda vez que el abstencionismo se acentúa entre las dos vueltas de votaciones, sino que es el segundo mayor abstencionismo en 50 años.

CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS

CIFRAS

56.5%
de votos había obtenido el candidato centrista hasta anoche

43.4%
de las papeletas se llevó la ultraderecha, un récord histórico

Infografía: Xavier Rodríguez

Tras la competencia, a buscar la unidad

Tras un mandato plagado de crisis, el centrista Emmanuel Macron se convirtió ayer en el primer presidente en lograr su reelección en Francia desde 2002: más allá de sus reformas, su principal reto será unir al país.

Macron ya era consciente al cierre de la campaña de la tarea por delante. Desde Figeac, en el centro rural de Francia, abogó por la “reconciliación” entre ciudades, mundo rural y barrios.

El centrista enfrentó desde su llegada al poder, en 2017, duras protestas contra sus reformas, una pandemia mundial y las consecuencias de la guerra en Ucrania, con el mismo ímpetu con que derrotó de nuevo a la extrema derecha. Pero no logró borrar su imagen de “arrogante”, alejado de las clases populares.

Macron espera ahora completar su ambicioso programa de reformas, interrumpido por la pandemia, para lo cual deberá lograr mayoría parlamentaria en las legislativas de junio.
LEG