La semana pasada, el presidente Biden aprobó la estrategia nacional de control de drogas, centró la lucha en los cárteles en el extranjero, nada propuso para combatir la estructura criminal del narco dentro de Estados Unidos y solo atenderá adicciones.

Las metas más importantes señaladas para 2025, sorprenden por la reafirmación de que el consumo de drogas en Estados Unidos es un derecho:

1.- Disminuir las muertes por sobredosis de droga en 13%.

2.- Bajar en 25% el porcentaje de drogadictos.

3.- Disminuir el consumo de alcohol entre los jóvenes en 10%.

4.- Ante el consumo de drogas, solo ampliará la entrega de jeringas en 85% para evitar infecciones.

5.- Aumentar en 25% la disponibilidad de tiras reactivas al fentanilo para detectar afectados.

6.- Aumentar en 10% la recuperación de escuelas secundarias en poder del narcotráfico.

7.- Aumentar entre 165% la identificación de objetivos en las órdenes ejecutivas antinarcóticos y los congelamientos de activos.

8.- Aumentar en 14% la cantidad de acusados condenados en investigaciones activas.

9.- Incrementar en 25% el porcentaje de investigaciones activas prioritarias vinculadas a los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación y sus facilitadores.

10.- Y reducir la producción de cocaína en 10% y de heroína 30%.

Nada anunció la Casa Blanca en los tres temas básicos del narcotráfico: operativos contra las estructuras criminales que controlan la venta al menudeo en las calles, incrementar las penas por consumo y reconocer la corresponsabilidad del narcotráfico.

Zona Zero

  • Si se quiere resumir la estrategia estadounidense para combatir el uso de las drogas bien podría acomodarse el modelo mexicano de “atenciones, no balazos”. El Gobierno estadounidense se niega a combatir la estructura criminal de contrabando y venta de drogas a partir del criterio de que el consumo es un derecho individual.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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