Se bromea, pero se dice muy en serio en España, que muy pronto será el Jefe de Gobierno un inmigrante africano. Que a nadie le sorprenda que llegue pronto al Palacio de la Moncloa una persona que se apellide Abara, Abebe, Abimbola, Chuke o Dogo.

De la misma manera, también en broma, pero se dice muy en serio, que en los Estados Unidos muy pronto será huésped de La Casa Blanca un mexicano. Que a nadie le sorprenda que llegue muy pronto a vivir al 1600 de la Avenida Pennsylvania un Hernández, García, González o Ramírez.

El fenómeno de la migración está muy bien estudiado, y nadie puede negar la fuerza política de estos flujos; a tal grado que algunas ciudades españolas hablan más suajili, igbo, yoruba y amárico que castellano. De igual manera en Los Ángeles, Chicago, Nueva York y muchas ciudades de la Unión Americana, se puede sobrevivir comunicándose en español.

Pero mientras gobierna España un argelino o tunecino; y mientras gobierna los Estados Unidos un mexiquense o campechano, al norte de Sonora (cruzando la línea) se está gestando un movimiento, que vale la pena detenerse a observar.

Marco López, ex alcalde de Nogales, Arizona, e hijo de migrantes mexicanos, podría convertirse en el primer gobernador inmigrante de todo el sureste de los Estados Unidos.

Fue funcionario de la administración Obama (realizaba las avanzadas en los viajes del vicepresidente Al Gore y su esposa Tipper) y ante el desplome de la administración de Doug Ducey, un joven moreno va por toda la entidad asegurando que es posible, que nada lo detendrá y que no importa de donde vengas (en clara alusión a su mexicanidad).

Al principio, cuando anunció su intención de competir, muchos estadounidenses no voltearon ni a verlo, pero ha crecido la intención de voto de los rubios, ojos claros y rednecks. Algunos pensaron que de ganar, sólo trabajaría para los latinos, pero en sus discursos, y entrevistas en medios formales, ha dejado claro que tiene más conocimiento que sus competidores.

Lo mismo habla de salud, que de educación; de empleos de calidad y de una visión a mediano plazo, no menos de 10 años para poder observar a los 15 condados y a las 22 entidades tribales.

No pasa los 45 años y el demócrata nació en Nogales Sonora, pero como muchos pertenecientes a la clase media, fue criado en Nogales Arizona. Sus papás, Esther y Marco Antonio, son pequeños empresarios, pero nadie debe olvidar que hace algunos años, la familia López se sostenía con un noble oficio: la plomería.

López también trabajó muy de cerca con la gobernadora Janet Napolitano, como Director Ejecutivo de la Comisión Sonora-Arizona (donde hizo muchos amigos en los 72 municipios mexicanos).

¿Qué pasaría si un mexicano logra ganar las elecciones y se convierte en gobernador de Arizona? ¿Cuántas alianzas y convenios de colaboración podrían firmar el gobernador Durazo y López? ¿Cómo le iría a los municipios de Naco y San Luis Río Colorado? ¿Cómo le iría al presidente municipal Juan Gim, y qué desarrollo podría plantear para Nogales, Sonora?

No debemos perder de vista “las primarias” y las elecciones constitucionales en Arizona, porque de ganar Marco López otro gallo nos podría cantar. Esta entidad -tradicionalmente racista y antimexicana- podría ser un paraíso para el respeto de los derechos humanos, y reactivar las relaciones económicas entre México y los Estados Unidos.

*Periodista, editor y radiodifusor

@GustavoRenteria

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