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Foto: Archivo/Cuartoscuro En los últimos años el cambio climático y el riesgo de un desastre ambiental se ha vuelto más latente.  

En los últimos años el cambio climático y el riesgo de un desastre ambiental se ha vuelto más latente, por lo que en diversas entidades del país se han implementado impuestos ambientales que obligan a los contribuyentes a pagar contribuciones por la contaminación que generan.

Entre estos impuestos podemos encontrar los de emisión de gases a la atmósfera, por depósito o almacenamiento de residuos y de remediación ambiental y por extracción de materiales. Su intención primordial no es la recaudación per se, por la contaminación generada, sino desincentivar alguna actividad que resulte contaminante, haciéndola más cara, de acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

En entrevista, Alejandro Barrera, socio de la firma Basham Ringe y Correa, S. C., explicó que si bien los impuestos ecológicos no son federales y por lo tanto cada entidad federativa los establece, comparten criterios similares. Aún así cada uno tiene sus características particulares, por lo que es necesario buscar asesoría de un experto para entender con claridad cuáles son esas obligaciones y cumplimiento.

Estos impuestos por lo general afectan de manera más directa a ciertas industrias, como es el caso de los impuestos por remoción de tierra, que afecta sobre todo a empresas extractivas como pueden ser las mineras o constructoras. Además, en muchos casos estos impuestos pueden generar una doble afectación, porque se complementan, como es el caso de los impuestos por remoción de tierra y los de depósitos de tierra.

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“Por ejemplo, una constructora remueve y extrae tierra que luego deposita en otro lugar. En algunos estados esa actividad podría estar gravada con un impuesto por la remoción de tierra y otro por el depósito de esa misma tierra“.

Asimismo, el experto en Derecho fiscal puntualizó que Zacatecas, Nuevo León, Querétaro, Tamaulipas, Michoacán, Oaxaca y Guerrero son algunas de las entidades que han ajustado su legislación fiscal para imponer impuestos ecológicos.

Desde 2017, Zacatecas aprobó cuatro impuestos ecológicos: emisión de gases a la atmósfera; emisión de contaminantes al suelo, subsuelo y agua; depósito o almacenamiento de residuos y remediación ambiental en la extracción de materiales. A partir de este año tanto Nuevo León como Querétaro establecieron impuestos ecológicos similares en muchos casos a los establecidos en Zacatecas.

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Como señaló Alejandro Barrera, todos sin duda alguna empatizamos y apoyamos las causas ecológicas. Sin embargo, la ecología no debe servir como un pretexto para recaudar violando los principios constitucionales que deben observar todos los impuestos, y que se deben implementar reformas que hagan sentido, y que consigan un balance social, ecológico y económico.

Por tratarse de temas ambientales, es fácil caer en trampas emocionales, pero para que sean justos, los impuestos ecológicos, como cualquier otro, tienen que cumplir con los requisitos constitucionales, no pudiendo ser una carta en blanco para violar derechos humanos.

Finalmente, destacó que, en es muy probable que en los próximos años, la mayoría de las Entidades Federativas adopten este tipo impuestos, ecológicos, por lo que será necesario que las empresas se asesoren con los expertos sobre estos temas para evitar que las autoridades fiscales cobren impuestos excesivos, y en todo caso que paguen lo justo y apegado a la ley

JC