Héctor Zagal

Héctor Zagal

(Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)

El 12 de abril se celebra el Día internacional de los vuelos espaciales tripulados. La fecha recuerda el 12 de abril de 1961, cuando el ruso Yuri Gagarin (1934-1968) realizó el primer viaje espacial tripulado a bordo de la nave Vostok 1. Gagarin había dedicado parte de su adolescencia a trabajar en la fundición de metales, sin embargo, su sueño era volar. En 1955 fue admitido en la Escuela de Pilotos de la Fuerza Aérea y en 1957 fue ascendido a teniente de la Fuerza Aérea Soviética. Cuando se abrió la convocatoria para ser el primer hombre en volar al espacio, Gagarin se apuntó para entrar al programa espacial.

Tras once meses de entrenamiento como cosmonauta, los candidatos para tripulante de la nave Vostok 1 se redujeron de doscientas a dos personas: Yuri Gagarin y Guerman Titov. Aunque ambos estaban igual de preparados para la misión, el contexto familiar del que procedía cada uno fue lo que inclinó la balanza hacia Gagarin. Titov venía de una clase más acomodada que la de Gagarin, quien era hijo de agricultores que trabajaban en las granjas colectivas soviéticas (koljós). Elegir a Gagarin obedecía a intereses políticos: el mensaje era que en la Unión Soviética hasta el hijo de unos campesinos puede llegar al espacio exterior. Gagarin, además, tenía la estatura ideal (1.57 metros) para la cabina y una sonrisa que, si la misión era exitosa, conquistaría los corazones del mundo.

A bordo de la nave Vostok 1, Gagarin alcanzó una altura de 357 kilómetros y una velocidad de 28, 260 kilómetros por hora en un vuelo de 1 hora y 48 minutos. Muy pocas personas sabían que el 12 de abril de 1961, un ser humano sería lanzado al espacio exterior. La misión era tan secreta, y el resultado tan incierto, que ni siquiera los familiares de Yuri sabían que volaría fuera del planeta. Ni siquiera la esposa de Gagarin estaba al tanto. De hecho, se enteró del regreso de su esposo junto con toda la URSS después de que éste aterrizara con éxito. Los medios de comunicación soviético se encargaron de que el mundo conociera el hecho.

La increíble hazaña espacial de Gagarin era un triunfo para la Unión Soviética. Recordemos que entonces la URSS y Estados Unidos iban pisándose los talones en lo que se conoce como la carrera espacial. El 5 de mayo del mismo año, menos de un mes después del vuelo de Gagarin, Estados Unidos puso en órbita a Alan Shephard, su primer astronauta. Shephard realizó un vuelo suborbital a bordo de la nave Mercury Redstone 3. Alcanzó una altitud de 187 kilómetros y su vuelo duró 15 minutos. La frenética carrera espacial ponía el juego del prestigio de ambos países desde diversas perspectivas: económicas, políticas, tecnológicas y, claro, bélicas.

El lanzamiento de satélites al espacio, conseguir que seres humanos realizaran vuelos tripulados espaciales y la llegada del hombre a la Luna, son maravillosas hazañas que sólo pudieron llevarse a cabo gracias al desarrollo de misiles balísticos intercontinentales. Los cohetes que se utilizaron para poner en órbita el satélite soviético Sputnik I y el satélite estadounidense Explorer I eran versiones modificadas de misiles que habían tenido como objetivo bombardear al enemigo durante la Segunda Guerra Mundial. Una vez terminado el conflicto, estos misiles apuntaron hacia el cielo.

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@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana