jimny
Fotos: Carlos Mendoza / Fue un éxito rotundo de ventas en México durante 2021 con sold outs en cada una de sus preventas, por lo que se puede decir que surgió una locura por Jimny  

Fue un éxito rotundo de ventas en México durante 2021 con sold outs en cada una de sus preventas, por lo que se puede decir que surgió una locura por Jimny, todoterreno japonés que ya es una leyenda del off road, pero hasta que no fuimos a retarlo, pudimos decir de lo que es capaz.

Trayecto de casi tres horas hasta Guanajuato con Suzuki para iniciar la ruta a bordo de Jimny. Día con sol a pleno en un clima árido. Rocas, tierra, agua y pendientes bien pronunciadas. Escenario ideal para despejar dudas.

Un grupo de 30 pequeños tractores dispuestos a ser maltratados. Una vez a bordo, inicia la aventura. Un tramo de asfalto que calienta los neumáticos y los ánimos. De a poco queda atrás la civilización y nos adentramos en zona montañosa.

Uno de los puntos que más pregunta la gente que se ve seducida por este vehículo tan singular es la conformación del habitáculo. Con una estructura tan pequeña, surge el cuestionamiento si se viaja de forma confortable o hay espacio para más que solo las personas.

Aclarar que se viaja cómodo. No se tienen acabados de materiales suaves ni ornamentación pretenciosa. No es su objetivo, y eso es parte del encanto de este vehículo. Una esencia que evoca el uso rudo es coherente con el tablero: materiales rígidos, de fácil limpieza y con una durabilidad considerable.

Asientos en tela y que piloto y copiloto viajarán sin mayor problema de espacio. La segunda fila, es de mayor utilidad para transportar cosas en lugar de pasajeros. Lo corroboramos.

Pendientes y rocas fue la primera dificultad. Pero no un reto extremo. Jimny hizo bien su labor sin despeinarse. La caja reductora calentando para lo más difícil.

Cuesta arriba, en medio de polvo y de vez en cuando con zanjas que probaron la suspensión de esta SUV. Bastante sólida. Sin molestias para quienes van a bordo.

Del 4H volvemos al 2H en la reductora. Terracería en plano sobre la que pudimos ir con más velocidad para después iniciar lo más complicado. El sendero se reduce y los obstáculos de enfrente se tornan más agresivos.

4L la reductora, L en la marcha y activado el asistente de descenso, la combinación para cruzar pendiente hacia abajo con relieve muy irregular. Raro sería para alguien que gusta del confort de un camino llano citadino, pero emocionante para quien es amante de tramos que parecen imposibles de acceder.

Paso lento, con cautela. Jimny no se raja. Va seguro, con paso firme, pues la tracción se siente en las cuatro llantas actuando de manera óptima.

Un descanso para nuestro transporte que ve pasar un río para después afrontar lo más pesado: rocas sueltas. Aquí es donde se percibe el buen trabajo de la caja reductora. Hubo vehículos que llegaron a quedarse en un tramo, pero no por la incapacidad de Jimny, sino para redireccionar y continuar cuesta arriba.

Mucho sobresalto que, por extraño que parezca, minutos después se extrañaban sobre el asfalto rumbo a San Miguel de Allende. Sí, ver cómo este pequeño monstruo que a simple vista no parece con la capacidad de sortear esas pruebas, entró a espacios dantescos, provoca cierta adicción.

Una buena enseñanaza para quienes dudad de Jimny como opción para el off road es que no lo pueden juzgar por su tamaño, pues lo que en apariencia puede ser una desventaja para muchos, resulta un ventaja competitiva para los osados.

NÚMERO
7,500 unidades de Jimny se han comercializado en México en menos de dos años; todas se han colocado en preventas

LEG