Tres datos gubernamentales tienen una correlación interpretativa que habría que comenzar a dilucidar: la disminución paulatina de homicidios dolosos, la concentración de delitos en seis de las treinta y dos entidades de la República y en 13 de los 2487 municipios.

El mayor problema, sin embargo, se localiza en la narrativa mediática: enfrentamientos armados, aumento de la letalidad violenta y una verdadera narcoguerra entre tres de los más importantes cárteles del narcotráfico y del crimen organizado.

El dato más preocupante, inclusive mayor ante las cifras mensuales, está en las evidencias recogidas por la prensa internacional en el sentido de que los cárteles tienen una creciente capacidad de fuego, reciben armas de contrabando, se presentan como grupo organizado confrontando al monopolio de la fuerza del Estado y en algunas zonas tienen superioridad violenta sobre las fuerzas locales de seguridad.

Los primeros datos hablan del acopio de fuerza de las armas, pero sin tener ninguna capacitación más allá de la exhibición en videos y siempre en desventaja en enfrentamientos con las fuerzas federales de seguridad que sí están capacitadas para la confrontación.

La estrategia de seguridad redujo la presencia del Estado en el control de la configuración de fuerzas de los cárteles y ahora enfrenta un monstruo que se dejó crecer, que carece de reglas de combate y que ha aumentado o mantenido altas las cifras de los homicidios dolosos.

El paso necesario de la estrategia de seguridad radica en la urgencia de confrontar de manera directa a los grupos delictivos para no solo recuperar espacios territoriales de la soberanía del Estado, sino para impedir la pulverización de delincuentes en pequeñas bandas fuera de control.

 

Zona Zero

  • Las cifras gubernamentales están requiriendo de un nuevo enfoque a partir la victimología: explicar el perfil de las víctimas que aparecen en el cajón de homicidios dolosos para entender si se trata de parte de la sociedad que padece la violencia o el número de muertos se refiere a miembros, simpatizantes y personal contratado por los cárteles delictivos. La cifra de homicidios dolosos no seguirá bajando en tanto el Estado no decida confrontar a las bandas delictivas armadas.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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