Foto: AFP La llamaron como a otras grandes mujeres en la política internacional  

Madeleine Albright, la primera mujer en ocupar el cargo de secretaria de Estado estadounidense, falleció ayer a los 84 años, según anunció su familia, víctima de cáncer. Tras su muerte, personalidades y mandatarios se despidieron recordando sus contribuciones a la política del país.

El actual presidente, Joe Biden, declaró que Albright habría ayudado a cambiar el rumbo de la historia, e hizo referencia a su pasado migrante. “Huía de la persecución, y como tantos otros, antes y después de ella, estaba orgullosa de ser estadounidense (…) Desafió las convenciones, rompió barreras una y otra vez para que este país al que amaba, fuera aún más bello”, expresó el mandatario.

Por su parte, Bill Clinton, el expresidente que la eligió para representar la diplomacia del país norteamericano, la recordó como “una fuerza apasionada por la libertad, la democracia y los derechos humanos (…) su muerte es una pérdida inmensa para el mundo en un momento en el que más necesitamos las lecciones de su vida”.

En el Consejo de Seguridad de la ONU, se guardó un minuto de silencio en memoria de la que también fue embajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas durante cuatro años, hasta 1997, cuando recibió el puesto al frente de la diplomacia en su país, y donde dejó su huella durante la intervención de la OTAN en Kosovo.

Hace un mes, la ex representante señaló al presidente ruso, Vladímir Putin, por estar cometiendo un “error histórico” al encaminarse a la invasión de Ucrania, un tópico que hoy se discute ampliamente en el pleno ante el que triunfó durante su carrera.

En su momento, fue apodada como las grandes mujeres de la política internacional, Albright fue una “dama de hierro” -como Margaret Tatcher y Angela Merkel-, que nunca lloró, pues “se prohibía cualquier signo de debilidad para no reforzar los prejuicios sobre el sexo débil” como relata en su libro Madame Secretary of State, del 2003.

De origen checo, la ex diplomática se enteró gracias a la prensa de su origen judío y de que sus tres abuelos habían muerto en campos de exterminio nazis, cuando recién había sido nombrada secretaria de Estado.

CON INFORMACIÓN DE AFP

 

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