Francisco Diez Marina Palacios

Este jueves se cumple un mes desde que comenzaron las operaciones militares rusas en territorio ucraniano y aún no se vislumbra el fin de esta dramática situación. De acuerdo con información del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, difundida la mañana del 19 de marzo, el saldo del enfrentamiento asciende a 847 muertos y mil 399 heridos.

Dicho conflicto ha escalado más allá de las fronteras de Ucrania provocando una crisis humanitaria en Europa del este, donde miles de personas solicitan refugio y asistencia desesperadamente.

¿Occidente continuará observando la masacre al tiempo que las tropas rusas bombardean ciudades y toman el control de distintos puntos clave? ¿La OTAN, Estados Unidos y la Unión Europea replantearán su estrategia proveyendo armamento a Ucrania? Un par de incógnitas sin respuesta.

En una entrevista, H.R. McMaster, exasesor de seguridad nacional de EU, identificó cuatro objetivos centrales de cara a la invasión: i) asegurar que el proyecto de Putin fracase; ii) mitigar la catástrofe humanitaria que se expande; iii) evitar la escalada de la guerra (como también lo ordenó la Corte Internacional de Justicia), y iv) cambiar el equilibrio del orbe, lejos de las dictaduras de China y Rusia, hacia el mundo libre.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, advirtió este domingo que está dispuesto a entablar negociaciones con Putin, pero si fracasan “eso significaría que esta es una tercera guerra mundial”. Ahora bien, este tipo de lenguaje resulta nocivo, ya que refuerza los intentos de amedrentamiento por parte del Kremlin.

Cada día se presentan nuevas tensiones que agravan e intensifican la disputa. El Ministerio de Defensa de Rusia dio como plazo hasta el 21 de marzo para que Ucrania entregara Mariupol y depusiera las armas; sin embargo, la viceprimer ministra ucraniana, Iryna Vereshchuk, mostró resistencia y exigió la apertura de un corredor humanitario para evacuar a los civiles. Por otro lado, las relaciones entre EU y Rusia podrían romperse, luego de que Joe Biden llamó a Putin “criminal de guerra”.

A la vez que unos muestran una enorme solidaridad ante los hechos, otros lucran con la tragedia con el propósito de sembrar miedo e imponer una agenda de temas específicos. En medio de un panorama de sanciones económicas, restricciones comerciales, presiones inflacionarias y choques diplomáticos, es incierto el curso que seguirá esta problemática. Mientras tanto Ucrania está en vilo.

¿Será la mesura en el conflicto otra de las cosas que no hacemos?

Consultor y profesor universitario

Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina