Foto: AFP / Ayer desde el Vaticano  

Ucrania, atravesada por el fuego, el éxodo, y la imposibilidad de salir o hacer llegar ayuda a las ciudades sitiadas, levantó la voz junto con un coro que incluyó al papa Francisco en una solicitud de auxilio para la ciudad sureña de Mariúpol.

“En el nombre de Dios, les pido que detengan esta masacre”, suplicó el pontífice tras condenar de “barbáricos” actos que devinieron en la matanza de civiles, incluídos niños.

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El Papa indicó que la ciudad sitiada de Mariúpol, un puesto clave para la salida al Mar de Azov, al sureste del territorio, “se ha convertido en una ciudad mártir en la desgarradora guerra que está devastando a Ucrania”.

Al finalizar el llamado, en el que advirtió que, de no detenerse, la guerra convertirá al territorio ucraniano en un cementerio, la cabeza de la Iglesia católica pidió negociaciones y corredores humanitarios efectivos para quienes aún se encuentran ahí.

Y es que durante el fin de semana surgieron las declaraciones que le auguran el peor destino a la ciudad, que no encuentra descanso entre los ataques y los obstaculos puestos por los controles rusos.

“El sufrimiento humano en la ciudad es inmenso”, denunció el Comité Internacional de la Cruz Roja en el sitio. En un comunicado, la oenegé dijo que la población se ve obligada a esconderse en refugios antiaéreos sin calefacción y arriesga su vida para buscar comida y agua.

Entretanto, un convoy con ayuda, a unos kilómetros de Mariúpol, estuvo más de cinco horas bloqueado en un control ruso el sábado, declaró el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

CON INFORMACIÓN DE AFP

FRASE
“En el nombre de Dios, les pido que detengan esta masacre (…) Frente a la barbarie de la matanza de niños, personas inocentes y civiles indefensos, no hay razones estratégicas”

Papa Francisco

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