Como cada año este 8 de marzo se conmemoró el Día de la mujer en México, donde miles de mujeres salieron a marchar para exigir justicia por las desaparecidas y por aquellas que han perdido la vida a causa de un feminicidió, justicia para todas aquellas niñas y mujeres que han sido abusadas y que sus abusadores siguen sueltos, para poder salir a la calle sin miedo.

Este año, diversos contingentes de mujeres de la Ciudad de México se dieron cita en el Ángel de la independencia para así marchar hasta llegar al Zócalo, muchas iban vestidas de morado, verde o traían un paliacate de dichos colores, no solo había mujeres luchando sino también algunos hombres, padres de familia que perdieron a sus hijas y piden justicia.

Ejemplo de ello es el señor Castillo que marcha para encontrar a su hija Esmeralda, quien despareció en Ciudad Juárez hace 12 años, pero a pesar del tiempo no se rinde y sigue en su busqueda, por lo que agradeció a las asistentes por apoyar el movimiento: “Gracias por levantar la voz, por Esmeralda, por todas las desaparecidas y las asesinadas, gracias compañeras y hasta la victoria”, a lo que las mujeres respondieron con el grito “no estás solo”.

Dentro de la marcha participaron diversos colectivos como: “No es una, somos todas” con el cual Lizeth Dionicio asistió a la marcha y comentó que “al principio fueron muchos sentimientos encontrados porque hablaron familiares de víctimas, víctimas buscando justicia, pero a pesar de esto fue demasiado bonito ver a todas ser una misma”.

Fey Hernández es otra chica que asistió a la marcha con este colectivo y contó que “la marcha fue bastante tranquila” y que en el colectivo donde ella estaba integrada también se aceptaron hombres pero que eso no impidió que ella se sintiera bastante segura, pues estaba rodeada de muchas mujeres.

Por otra parte, Andrea Delgado, perteneciente al colectivo de la Facultad de Ciencias políticas y Sociales de la UNAM comentó que ella quería asistir desde hace ya 3 años y el día de ayer por fin pudo hacerlo, por lo que fue su primera marcha, “desde que me reuní con las demás chicas fue algo increíble, era un contingente enorme, nos fuimos todas juntas partiendo desde la facultad y desde ahí todo se sentía demasiado efusivo, ver como todas estaban peleando codo a codo fue bastante conmovedor”.

De igual manera platicó que en Bellas Artes pudo ver a chicas pintando murales y pegando afiches en las vallas de seguridad lo que la hizo sentirse más empoderada, además resaltó que había desde niñas de 7 años saltando y cantando, hasta mujeres de la tercera edad dentro de la marcha, “algunas otras mujeres apoyaban desde los balcones y edificios a la marcha”.

Hubo también mujeres que llevaron a sus perritas con un paliacate morado o verde en señal de que también ellas merecen una protesta por todas las perras que son utilizadas solo para parir cachorros que posteriormente son vendidos sin darles una vida digna.

Esta conmemoración tiene origen el 8 de marzo de 1857, día en que cientos de mujeres en Estados Unidos salieron a protestar por las pésimas condiciones de trabajo bajo las que vivían, pues no solo se les pagaba la mitad del salario, sino que se les obligaba a trabajar más de 10 horas seguidas sin importar que algunas estuvieran embarazadas, entre las manifestantes se encontraban trabajadoras de la industria textil que fueron reprimidas por la policía causando la muerte de 120 mujeres.

 

PL