Cada año la Ciudad de México se pinta de color lila durante la primavera, y es que es en esta época que florecen los arboles de jacarandas, encargados de decorar gran parte de la urbe. Y aunque son bien conocidos por su aroma dulce y amaderado al igual que por su altura e inconfundibles hojas color lila, ¿sabes cuál es su origen?

Las jacarandas son originarias de Brasil y Uruguay, de igual forma se conocen como jacarandá, gualanday o tarco, derivado del guaraní: hakuã, que significa perfume y renda.

Esta peculiar flor llegó a México a inicios del siglo XX, gracias a los migrantes japoneses Tasuguro Matsumoto y su hijo Sanshiro Matsumoto. De acuerdo con el artículo “Tatsugoro Matsumoto y la magia de las jacarandas en México”, realizado por Sergio Hernández Galindo, especializado en estudios japoneses; relata que Tasuguro fue de los primeros inmigrantes que arribaron a suelo mexicano justo un año antes de la migración masiva de pioneros japoneses en 1897 hacia tierra chiapaneca.

Anteriormente trabajó en Perú, a donde fue invitado por Oscar Heeren para crear un jardín japonés en la Quinta Heeren, un lugar emblemático de la Ciudad de lima. En dicha ciudad conoció a José Landero y Coss un rico hacendado y minero mexicano que al quedar maravillado por su trabajo lo invitó a su Hacienda de San Juan Hueyapan, Pachuca para recrear un jardín del mismo tipo con un lago artificial.

En sus primeros años en México, Tasuguro trabajó como jardinero para casonas de los barrios más elegantes de la Ciudad localizados en colonia Roma durante la etapa porfiriana, pues en Japón se había graduado como ueki-shi, algo semejante a un arquitecto paisajista.

Sus diseños llegaron hasta oídos del presidente Porfirio Diaz, ya que contaba con una notable fama entre la sociedad porfiriana, por ese motivo Porfirio junto a su esposa Carmelita, lo invitaron a hacerse cargo de los arreglos florales de la residencia presidencial localizada en el Castillo de Chapultepec.

En 1910 se celebró el centenario de la Independencia mexicana, en el cual Díaz invitó a representantes de los gobiernos amigos de México incluido Japón, quien envió una delegación diplomática del país del sol naciente; para esta ocasión Matsumoto montó un jardín con un pequeño lago artificial a un costado del Palacio de Cristal, ahora el Museo del Chopo.

En ese mismo año, Sanshiro Matsumoto, hijo de Tatsugoro, arribó de Japón y empezó a ordenar la administración del negocio de su padre.

No fue hasta años después de que se estabilizara la situación política en el gobierno de Álvaro Obregón cuando los Matsumoto recomendaron al presidente plantar en las principales avenidas de la Ciudad de México árboles de jacaranda que Tatsugoro había introducido desde Brasil y reproducido en sus viveros, ya que consideraba que las condiciones climáticas eran adecuadas para que el árbol floreciera a inicios de la primavera.

Cabe señalar que hubo un intento para plantar la flor de Cerezo en lugar de las Jacarandas durante el Gobierno de Pascual Ortiz Rubio, quien solicitó la donación al gobierno japonés de ese tipo de árboles para colocarlos en las avenidas principales de la ciudad como símbolo de amistad entre ambas naciones.

Sin embargo, el Ministerio del Exterior de Japón solicitó el consejo del experimentado jardinero Tasuguro, quien ya había conocido el clima del país para determinar si la Sakura o Flor de cerezo germinaría, por lo que el jardinero deliberó y explicó a ambos gobiernos que era poco probable que los árboles florecieran, debido a que se requería un cambió mucho más brusco de temperatura entre el invierno y la primavera que la Ciudad de México no experimentaba.

De este modo el proyecto quedó descartado y por recomendación del jardinero plantaron los árboles de Jacarandas, mismos que se reprodujeron ampliamente en la CMDX y deslumbran aún en la actualidad por su gran esplendor en cada primavera, al grado de considerarse en otros lugares del país una flor nativa y todo gracias a Tatsuguro Matsumoto, el jardinero que pintó de lila las calles de la Ciudad.

 

PL