Por Karina Aguilar Vega

 

Desde el inicio de su Gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha mostrado desdén por las mujeres: eliminó 12 programas sociales que les beneficiaba, acusó que el movimiento para exigir alto a la violencia no es legítimo y en 2021 las cifras de su Gobierno registraron el número más alto de feminicidios desde 2015, con mil cuatro.

Y como si eso no fuera suficiente, la semana pasada dio el tiro de gracia a las madres jefas de familia, al quitarles las escuelas de tiempo completo, que son la única opción que tienen miles de mujeres para dejar a sus hijos mientras ellas van a trabajar, donde además de recibir clases, son alimentados.

En 2018, el último año del sexenio de Enrique Peña Nieto, había 150 programas sociales orientados a las mujeres, de los cuales la administración de López Obrador eliminó 16.

Programas que en su mayoría beneficiaban a mujeres indígenas, a aquellas que viven en zonas de alta marginación, desempleadas o emprendedoras.

Pero no sólo les ha quitado apoyos, también el actual Gobierno federal no ha podido detener la ola de violencia y feminicidios.

Mientras que en el primer año del actual sexenio hubo 973 feminicidios, en 2021 se tuvo la cifra más alta desde 2015, fecha en que inició el registro de este delito, y tan sólo en enero de este año ya habían más de 76 víctimas reportadas.

Sin embargo, estas cifras no reflejan el nivel de violencia en contra del género femenino, toda vez que el delito de feminicidio no se aplica en todos los homicidios en su contra. De enero a noviembre del año pasado, tres mil 462 mujeres -en promedio 10 al día- fueron asesinadas, pero sólo poco más de mil fueron catalogados como feminicidio.

Mañana volveremos a ver en las calles a miles de mujeres marchando y exigiendo justicia, paz, alto a la violencia, a las desapariciones, al acoso y a los asesinatos en su contra. Algunas lo harán de manera pacífica, otras las menos pero más visibles, romperán, quemarán, pintarán y gritarán, acciones que no deben poner en duda la legitimidad del movimiento.

Mientras tanto, desde su departamento en Palacio Nacional, el presidente López Obrador atenderá los asuntos del país, pero rodeado de elementos del Ejército y de tres filas de vallas metálicas que quizá impidan el acceso de las manifestantes, pero no podrá callar los gritos de las mujeres, hartas de tener un Gobierno que no las ve ni las oye.

Y en Pregunta Sin Ofensa:

La violencia sigue escalando en el país. En Pregunta Sin Ofensa nos unimos a la condena por los terribles actos sucedidos en el estadio Corregidora el sábado pasado. ¿Logrará el Gobierno de Querétaro detener a los agresores y evitar que estos hechos queden en la impunidad?

Hablando de violencia contra las mujeres, la senadora de Morena Martha Lucía Micher, que se dice feminista, ha tenido que ofrecer en más de una ocasión, disculpas a sus compañeras senadoras de otros partidos, a quienes ha ofendido y de quienes se ha burlado, incluso en tribuna. Será que su lucha sólo es por las mujeres de su partido o las que le caen bien. Quizá la senadora confunde feminismo con amiguismo.

 

@aguilarkarina