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Foto: Facebook / Omar Aviña | Omar y su prometida llegaron la madrugada del viernes 4 de marzo a la CDMX en el primer grupo de desplazados por la guerra  

A Omar Aviña le tomó cinco días huir de Ucrania para llegar a suelo mexicano. La invasión de Rusia lo obligó a hacer un alto en su vida para reajustar los planes de boda y tener un futuro junto con Iryna, su prometida.

Ambos llegaron la madrugada del viernes 4 de marzo a Ciudad de México en el primer grupo de desplazados por la guerra, en un vuelo humanitario de la Fuerza Aérea Mexicana.

Regresaron a Jacona, Michoacán, de donde él es originario. Omar dice que es momento de parar un poco para disfrutar a sus padres, hermanos y a su novia; organizar todo nuevamente, pero siempre consciente de lo que está pasando al otro lado del mundo.

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Omar Aviña es un deportista de artes marciales. Tenía mes y medio viviendo en Kiev, la capital de Ucrania. Había viajado para pedir en matrimonio a su novia Iryna Volkova pero la guerra cambió sus planes.

“Todo esto ha cambiado los planes a futuro, (lo que sigue es) tratar de planear lo más parecido a la realidad, pero con nuevas rutas hacia el futuro. (…) Una guerra es lo peor que puede pasar”, confiesa.

Omar narra al noticiero de Quadratín Al Aire cómo vivieron los primeros días de invasión rusa, lo que tuvieron que hacer para mantenerse a salvo y el largo camino que emprendieron desde Kiev hasta llegar a la frontera con Rumania.

Supo que se encontraban en peligro cuando empezó a escuchar las primeras bombas rusas caer cerca de Kiev, lo que obligó al Gobierno al cierre de la ciudad y a sus habitantes a resguardarse mientras las fuerzas ucranianas se preparaban para atacar.

“El primer día de invasión (24 de febrero) fue un shock total”, relata Omar. “No podía creerlo, en realidad todavía sigo sin creerlo; este es el primer día (viernes 4 de marzo) en mi casa después de todo lo sucedido, aún sigo sin poder explicarlo, estoy como si no hubiera pasado, como si me hubiera encontrado en una película”.

Estaban en alerta máxima. Miles de habitantes empezaron a abandonar la capital de Kiev hacia Polonia y Rumania; el resto se resguardó en los refugios de sus propios edificios y en las estaciones del metro, construidas para protegerse de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Ahí pasaron cuatro días y tres noches y no enfrentaron problemas para conseguir alimentos.

Pero llegó el momento de huir de la ciudad. Desde el lunes 28 de febrero iniciaron una larga travesía para llegar a Rumania. Atrás dejaron más de 30 filtros militares ucranianos y se conducieron por carreteras para evitar ser atacados por las fuerzas rusas.

Pararon en Siret hasta llegar a Bucarest, la capital de Rumania, ahí durmieron en un refugio habilitado por el Gobierno para abordar al día siguiente el vuelo humanitario de 22 horas de la Fuerza Aérea que los traería de regreso a México.

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La familia de Iryna continúa en Kiev, en donde sus habitantes tratan de frenar el avance de las tropas rusas.

“Están bien, están resguardados, hubo un ataque de las tropas rusas y quisieron apoderarse de la ciudad, pero los habitantes de la ciudad no dejaron que entraran, con gran heroísmo las atacaron; acabaron como con tres tanques, no eran muy grandes las tropas y se les facilitó combatirlas y poder evitar ese ataque”, celebra.

Los planes de boda de Omar e Iryna continúan en pie pero han tenido que ajustarse. “Yo creo que es cuestión de días de que podamos casarnos, Dios mediante, no nos hemos sentado bien a platicar formalmente, pero el plan sigue”.

 

EAM