El presidencialismo mexicano se ha negado de manera sistemática a redistribuir el poder, y con mayor intensidad en el sexenio actual de modelo unitario. Pero la crisis con Estados Unidos por asuntos bilaterales y conflictos como el de Ucrania hacen urgente la necesidad de un Consejo de Seguridad Nacional de Estado para la toma de decisiones.

Aconsejado por Adolfo Aguilar Zínser, el presidente Fox creó este Consejo, pero la lucha burocrática con el canciller Jorge Castañeda reventó cualquier posibilidad de profesionalización de la seguridad nacional en un Gobierno de alternancia partidista con nuevas relaciones de poder.

En el escenario de la crisis migratoria, el actual canciller Marcelo Ebrard Casaubon estableció la necesidad de una articulación de la política exterior con la política de defensa nacional y ambas entretejidas con la definición de los intereses mexicanos de seguridad nacional que son muy diferentes a los de dominación imperial estadounidense.

La guerra en Ucrania obedece a la iniciativa de la Casa Blanca para meter a ese país a la OTAN a pesar de su posición estratégica fronteriza con la Rusia de Putin, algo similar a lo ocurrido en 1962 cuando la Unión Soviética colocó misiles ofensivos en Cuba apuntando hacia territorio estadounidense.

La disputa en Ucrania, por lo tanto, está lejos de los intereses nacionales mexicanos, pero obligan a enfoques geoestratégicos por la repercusión en el endurecimiento de Washington hacia la lealtad autoritaria de los países latinoamericanos. La crisis actual está obligando a México a un posicionamiento más activo en el Consejo de Seguridad de la ONU para hacer efectiva su presencia o para funcionar de manera pasiva para favorecer los intereses de la Casa Blanca.

En ese sentido, urge un Consejo de Seguridad Nacional en Palacio Nacional.

 

Zona Zero

  • La ingenuidad del secretario de Estado, Antony Blinken, fue una bola fácil para que el presidente López Obrador le metiera un jonrón a la Casa Blanca. La ignorancia del funcionario estadounidense fue obvia al desconocer las circunstancias de la prensa en México y en todo caso lleva el tema a las constantes negativas del Gobierno estadounidense de negarle visas de seguridad a periodistas amenazados por el crimen organizado mexicano. Y, en efecto, la declaración de Blinken fue injerencista al estilo Trump.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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