Foto: Carlos Mendoza / El M3 Competition es un objeto de deseo para la mayoría, pero es una opción real para muy pocos  

El mundo de los sedanes no es el más popular en la demanda colectiva de la actualidad en el mundo, aunque sigue como una de las armas secretas para ser un proveedor de emociones que quieren llevar la adrenalina al límite. El ejemplo es el M3 Competition, sedán de BMW que no se anda con bromas.

 

Este deportivo es un objeto de deseo para la mayoría, pero es una opción real para muy pocos. No es por el precio, que también es un factor importante, sino por las cualidades que ofrece en su desempeño.

Una estructura que no es desconocida, pero con características que lo hacen diferente. Una altura respecto al piso que es menor a los sedanes habituales, por supuesto, para beneficiar la aerodinámica.

Sobre su estructura resalta una musculatura prominente, no exagerada sobre el cofre, pero que manda el mensaje de que este vehículo es de cuidado. Una parrilla doble estilo riñón en negro que da ese toque particular, así como la parrilla en la parte baja de la fascia que contrasta muy bien con los colores vivos, como el amarillo Sao Paulo que tuvimos a prueba.

Juegos ópticos estilizados al igual que las tomas de aire para el contraste.

Aquí es donde se percibe el primer inconveniente para el día a día con este auto, pues el labio inferior le resta aún más la altura con el piso, por lo que un tope alto o algún bache hondo, serán los enemigos principales y seguro dejarán un recuerdo sobre la parte baja de la fascia.

En los laterales también hay prominencias en las salpicaderas, principalmente en las traseras, al marcarse una cintura más ancha. No es para menos, ya que las llantas enmarcan unos rines de 18 pulgadas en la parte delantera y 19 pulgadas para los traseros.

La línea en la parte baja tiene continuidad en las puertas con un spoiler y culmina en la parte trasera con un difusor que tiene doble salida de escape de cada lado. Sobre la puerta de la cajuela, el pequeño alerón que remarca su carácter deportivo.

En el interior encontramos la dualidad: una esencia racing en la primera fila, mientras que en la segunda un ambiente más cómodo para los pasajeros.

Asientos tipo cubo empotrados en fibra de carbono con vestiduras en piel y alcantara proveen una sujeción ideal para conductor y copiloto, eso queda claro al momento de pisar el acelerador.

Volante pequeño, cómodo, con una maniobrabilidad suave, precisa. Palanca de cambios cerca del volante para tener un manejo dinámico como merece este vehículo.

Prevalece el negro sobre el tablero, puertas y consola con acentos en aluminio y fibra de carbono, combinación muy bonita. En la segunda fila hay opción de llevar a tres personas, aunque lo ideal son dos, pues el túnel de transmisión es elevado y no será muy cómodo viajar por un tramo largo.

Hay espacio adecuado, no de sobra, pero dos personas viajarán de manera confortable.

En cuanto al desempeño, es necesario decir una cosa: es un auto para la pista, como bien lo dice en su nombre. La puesta a punto es extraordinaria y al momento de exigirle, no le duele entregar la potencia que genera en sus entrañas. Sólido sobre el asfalto y con una dirección súper precisa.

Las curvas, las prominentes, son el escenario donde mejor se ve su alcance, pues las sortea de manera increíble y con el control de estabilidad viene a ser adictivo. En nuestro recorrido por carretera, hubo lluvia, y aun con el suelo húmedo, jamás hubo sensación de derrape.

Los cambios de marcha tienen gran respuesta y la frenada, es de destacar por mucho. La suspensión es de las mejores que hemos probado, resaltando su rigidez que no llega a ser incómoda en ciudad y es ideal para la carretera.

Hay que destacar la entrega de emociones de este sedán que está concebido para eso. Quien adquiere esta unidad es para exprimirlo, por lo que no es una opción para aquellos que buscan un manejo conservador, todo lo contrario, es para aquellos que desean volar y descargar toda la furia sobre el acelerador.

LEG