Las crisis de seguridad en Quintana Roo, Colima y Michoacán está dejando la impresión de una injerencia directa de oficinas extranjeras en asuntos internos, sobre todo del FBI, la DEA y la policía montada de Canadá.

Los problemas en ésas y otras entidades refieren ya a la seguridad pública como un asunto de seguridad nacional, en tanto que los organismos extranjeros estarían creando condiciones a partir de sus necesidades y no de la estrategia mexicana. Y por si fuera poco también afectarán la seguridad interior como la obligación del Estado para garantizar la estabilidad social como elemento fundamental para el Estado de derecho, la gobernabilidad democrática y el bienestar y tranquilidad de la sociedad.

Son de sobra conocidas las técnicas y tácticas de los organismos extranjeros de seguridad, en tanto que no llegan a intercambiar experiencias, capacitación o tecnología, sino que se concretan a subordinar a las oficinas de seguridad mexicanas. A pesar de muchos convenios firmados o de palabra, la DEA ha desdeñado la colaboración recíproca y ha sido reacia a compartir inteligencia y recursos.

Las presiones extranjeras por inseguridades en zonas y áreas que repercuten en Estados Unidos y Canadá -sobre todo en turismo, narco y exportación de productos perecederos- representan un desafío para la Guardia Nacional como la única institución mexicana con facultades para labores de seguridad y revelan cómo la seguridad pública se funde en la seguridad nacional y en la seguridad interior.

La Secretaría de Relaciones Exteriores batalló bastante para obligar a las agencias extranjeras a registrar agentes y operaciones y subordinarlas a la supervisión de las leyes mexicanas. Con todo y sus deficiencias o restricciones, los cuerpos de seguridad mexicanos tienen facultades y capacidad para atender las diferentes crisis de seguridad.

Zona Zero

  • Como nunca en México se está planteando una interrelación estratégica entre la seguridad pública, la seguridad nacional, la política de defensa nacional y la política exterior, pero sin que exista con funcionalidad un Consejo de Seguridad Nacional que se dedique a delinear estrategias coordinadas. El Gobierno de Estados Unidos ha aprobado ya, de manera unilateral, una política de seguridad invasiva de los espacios soberanos de otras naciones.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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