“Ha empezado el bombardeo”, anunció el Alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Joseph Borrell, refiriéndose a los supuestos ataques que se presentaron la mañana de este jueves en la región de Lugansk, al este de Ucrania, una zona ocupada en su mayoría por la facción separatista prorrusa.

Tras varios días en que Moscú aseguró tener en marcha el retiro de sus tropas y el fin de los ejercicios militares con Bielorrusia cerca de las fronteras, el ejército ucraniano acusó, en un comunicado publicado en Facebook, a los combatientes separatistas de atacar “con especial cinismo” la localidad de Stanitsa Luganska, donde el fuego alcanzó un jardín de niños semi evacuado, causando heridas a dos civiles.

El primer ministro británico, Boris Johnson, habló poco después de la ruptura del alto al fuego, y acusó a Moscú de intentar desacreditar a Kiev con este ataque, y pretender usarlo como justificación para una intervención rusa desde los territorios separatistas de Donestk y Lugansk, en donde es bien sabido que la oposición recibe apoyo y suministros por parte del Kremlin.

En redes sociales, circulan videos del bombardeo y fotografías de la evacuación de civiles, pues la localidad es vulnerable por su cercanía a la línea del frente.

Desde Rusia, el Kremlin ha calificado la escalada en las hostilidades como una “guerra civil”, pero la información de inteligencia que posee Estados Unidos indica que las tropas del país de Vladimir Putin se encuentran armadas y listas para incursionar en territorio ucraniano en cualquier momento.

LDAV