De toda la larga lista de imprecisiones, y hasta mentiras abiertas, del desplegado de las gobernadoras y los gobernadores de la 4T, con el que respaldaron al presidente Andrés Manuel López Obrador, hay una expresión a la que hay que ponerle especial atención.

Es un amplio ejercicio de propaganda en un solo desplegado, en el que los abajo firmantes se atreven a asegurar que la “transformación” ya no tiene marcha atrás.

En un país democrático no deberían atreverse a hacer una afirmación tan categórica, cuando la determinación de mantener un régimen en el poder es una decisión de la mayoría de los electores.

Así llegó López Obrador al poder, porque una mayoría de ciudadanos, que decidieron participar en las elecciones presidenciales del 2018, le dio un triunfo electoral claro, incuestionable, aceptado por todos. Pero eso que pasó hace casi cuatro años no deberían tomarlo como garantía de perpetuidad para su alternativa política.

En un régimen democrático, se gana y se pierde. Esa realidad de un país democrático es lo que hoy tiene desesperada a la 4T, que ve cómo hasta sus más fieles seguidores pueden hoy ver que es un mito ese discurso de la austeridad y entienden que podría haber un posible conflicto de intereses en el seno de la propia familia presidencial.

Entonces, en un entorno democrático, es totalmente falso que lo que llaman su “Cuarta Transformación” haya llegado para quedarse.

Pero las evidencias autoritarias, que cada día se aceleran y se agolpan, hacen que esa frase publicada por aquellos las y los gobernantes del Presidente tome otras lecturas.

Ha quedado claro en estos últimos días que las leyes no constituyen límites y que la imposición de un pensamiento único es una obsesión. Por lo tanto, aquello de garantizar la permanencia del modelo autocrático actual puede ser un aviso, anticipado y a tiempo, de los planes futuros.

La supuesta iniciativa de cambios a las leyes electorales, que estaría por enviar el propio Presidente, parece tener un objetivo básico que es acabar con la autonomía del Instituto Nacional Electoral, primera condición para garantizar una permanencia, más allá de las preferencias electorales.

Hay una interpretación más a esa frase del desplegado de los gobernantes fieles a López Obrador y tiene que ver con el tamaño del boquete que está cavando la 4T en materia social, económica, política, de seguridad pública y todo lo demás. Puede ser tan profundo que sería muy difícil darle marcha atrás a los daños causados a la viabilidad futura de México.

El desplegado de los gobernantes del Presidente es una síntesis del discurso que cada mañana se espeta desde Palacio Nacional, contiene mentiras arteras y dolorosas, como aquella de que en la pandemia “ningún mexicano o mexicana se quedó sin una cama de hospital”.

Además, tiene la línea discursiva que de acuerdo con los principios de la propaganda usarán de aquí en adelante para la defensa de López Obrador: el Presidente de México es un dirigente social.

Pero, sobre todo, tiene ese deseo, aviso o lamentación sobre la intención de que México no pueda salir de eso que llaman la “Cuarta Transformación”.

 

@campossuarez