José Ureña
 

Empezaron bien las relaciones.

El chiapaneco Manuel Velasco, en 2018 presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) sirvió de enlace en la transición.

-Fui parte importante para el relevo, dadas mis buenas relaciones con Andrés y todos los gobernadores -me comentó Velasco.

Pero luego, con Alejandro Moreno, Alito, vinieron los desencuentros por agravios en campaña y los desaires los padecieron priistas y panistas.

Algunos de ellos asumieron el cargo sin la presencia del primer mandatario y en ocasiones de nada sirvió posponer el relevo.

Así fue como se maniobró para evitar poner en manos del perredista Silvano Aureoles, enemigo jurado de López Obrador, la coordinación de mandatarios estatales.

Se fue sin lograrlo pese a la agenda rotatoria de la Conferencia.

Relegados a encuentros de cortesía con la entonces secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, la relación no fue fluida y menos cordial con varios presidentes.

De ello pueden dar constancia los panistas Carlos Mendoza Davis, Francisco Domínguez, Juan Manuel Carreras y Claudia Pavlovich.

APLAUSOS COMO FOCAS MORENISTAS

Hoy es distinto.

De repente la señal tuvo un giro por una circunstancia nada casual: el movimiento manejado desde Palacio Nacional, Morena, tiene la mayoría de los estados.

A los seis alcanzados en 2018 sumó las victorias de 2021 y ahora tiene 18 estados, más los incondicionales de Nuevo León y San Luis Potosí, Samuel García (MC) y Ricardo Gallardo (Verde).

Así surgió la orden expresa de Palacio Nacional de revivir la Conago y el marco fue Tabasco, tierra de ya saben quién.

De esa manera la Conago será plenamente lopezobradorista.

¿Será?

No: en dicho de Alejandro Moreno, Alito, ya lo es con el priista Omar Fayad Meneses de dirigente aunque todavía no dé muestras de dirigir el coro presidencial.

-Soy un político de diálogo y mi relación es plenamente institucional con todos: Presidente, gobernadores, alcaldes, legisladores -se defiende Fayad Meneses.

Tal vez, pero su sucesor será morenista -¡25 incondicionales!- y estará al servicio de Palacio Nacional como hoy lo está Sergio Gutiérrez Luna para golpear a Lorenzo Córdova y otros consejeros del INE.

REMESAS Y EL OBJETIVO DEL SEXENIO

Hay pocas promesas sexenales para presumir.

Una de ellas son las remesas.

López Obrador pregona el incremento de divisas de los mexicanos radicados en el extranjero, en especial en Estados Unidos.

Dice a sus confidentes:

Al comenzar este Gobierno llegaban menos de 40 mil -algo así como 36 mil según sus datos- millones de dólares anuales.

Pero han aumentado y a noviembre del año pasado rompieron todas las marcas y al ajustar 2021 las cifras podrían cerrarse en más de 50 mil millones.

De dólares, claro.

¿Y esto qué?

Muy sencillo: la meta es cerrar el sexenio con 60 mil millones para convertir al sacrificio migrante en éxito de la 4T y en puntal del desarrollo nacional.

Una de las dos patas fundamentales del crecimiento porque el otro, a falta de inversiones propias y privadas productivas, será el turismo.

Pero el turismo depende de la pandemia y el comportamiento internacional.

LEG

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