Es tradición, en México y otros países, comer 12 uvas la última noche del año, aparejadas con 12 deseos o 12 propósitos para el año nuevo. Se cree que esta costumbre podría haber llegado a México a través de España, proveniente de Francia o Alemania, pero más allá de su ruta, hasta nuestros días el número 12 representa, simbólicamente, la completitud de un ciclo.

Reconociendo que los 12 deseos nos permiten regresar al origen con una nueva y mejor ruta para el ciclo por iniciar, quiero compartirles mis deseos para la vida pública de México:

1. Unidad. Permanecer en cohesión como país nos dará la fuerza para enfrentar los retos, al interior y hacia el exterior, avanzando en nuestros objetivos endógenos y en la recuperación del liderazgo internacional.

2. Justicia. Esta virtud, que el concepto clásico de Ulpiano define como la constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo suyo, es tanto un anhelo como una necesidad para llevar a cabo los cambios que demanda la nación.

3. Paz. Tal como ha señalado el presidente Andrés Manuel López Obrador, la paz y la tranquilidad son frutos de la justicia, pero ello no implica que la ausencia de ésta justifique la violencia, por eso deseo que todas las luchas justas sean pacíficas, y también por eso seguiré luchando de manera pacífica por la justicia.

4. Democracia. La paz que deseo, al igual que millones de mexicanas y mexicanos, no es la de los sepulcros, las cárceles o la censura, sino una paz dinámica, nutrida de la participación de toda la ciudadanía, a través de las instituciones públicas que se encuentren verdaderamente al servicio del pueblo.

5. Equidad. La democracia requiere piso parejo para todas y todos, si no queremos que se convierta en simulación.

6. Tolerancia. Sin más límite que no tolerar la intolerancia.

7. Honestidad. Si en efecto la hipocresía es la doctrina del conservadurismo, que pretende mantener las inequidades, la honestidad se debe imponer para lograr cambios auténticos y profundos.

8. Crecimiento. Tras dos años de pandemia, la economía requiere mayor inversión y dinamismo para reactivar sus ciclos.

9. Desarrollo. La nueva normalidad no puede regresar a las viejas prácticas de crecimiento a costa del subdesarrollo, sino crear nuevos modelos cuya prioridad sea la dignidad humana.

10. Sostenibilidad. El siguiente año es crucial para promover la economía circular y otras acciones que nos permitan cumplir las metas de la Agenda 2030.

11. Igualdad. La pandemia hizo recrudecer en todo el mundo la desigualdad, que ya era la peor de la historia debido al modelo neoliberal. Nuestra responsabilidad es redoblar esfuerzos y priorizar el bienestar de quienes menos tienen.

12. Prosperidad. En los pueblos más olvidados de México, en la región latinoamericana y en el mundo en general, deseo que el 2022 sea de mucha prosperidad, apuntalada de proyectos productivos y cooperación para el desarrollo.

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