JOSÉ JOEL PEÑA LLANES

                                                                             Centro de Relaciones Internacionales, FCPyS

 

En las últimas semanas, los acontecimientos internacionales que involucran a las principales potencias (Estados Unidos, Rusia y China) han dado mucho de que hablar. Parafraseando a Sir Winston Churchill, ha caído una “cortina de hierro”, pero ahora separa, política e ideológicamente, a China y Rusia de cualquier otro Estado democrático, especialmente de aquellos que son aliados, o “bastiones”, dirían algunas y algunos analistas, de Estados Unidos.

Dos hechos conviene destacar: La situación en Ucrania y la reciente alianza China-Rusia. El primero hace alusión al aumento considerable de elementos del Ejército ruso en la frontera con Ucrania, en el contexto de múltiples declaraciones sobre una eventual invasión. Si bien existen pocas probabilidades de que esto ocurra, el Gobierno ucraniano, liderado por el presidente Volodímir Zelenski, ha contemplado una serie de estrategias defensivas, apoyado por el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden. Como señala el adagio popular, “más vale prevenir, que lamentar”.

Por su parte, y en respuesta a las amenazas de una invasión, el presidente Biden ha declarado, ya en reiteradas ocasiones, e incluso en una videoconferencia con su homólogo ruso, que, de no disminuir las tensiones y regresar a las tácticas diplomáticas, se impondrán fuertes sanciones económicas a Rusia, dejando entrever la posibilidad de tomar represalias de otro tipo si la situación empeora.

Vladímir Putin, para no quedarse atrás, declaró que la escalada de tensiones se debe a la presencia de elementos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), liderados por Estados Unidos, en ciudades próximas a la frontera rusa.

El segundo hecho es la alianza entre China y Rusia para deslegitimar al Gobierno estadounidense, en el marco de la primera “Cumbre por la Democracia”, encabezada por el mismo Biden, y en la que participaron representantes de más de cien Estados. Esta actitud es una reacción a las declaraciones del mandatario del Partido Demócrata sobre la conveniencia, y necesidad, de hacerle frente a los gobiernos autoritarios que aún se despliegan en pleno siglo XXI, como el chino y el ruso, precisamente. Por ello, no sería de extrañar que en breve se pronuncien representantes de otros gobiernos autoritarios, como el polaco y el húngaro, por mencionar algunos ejemplos.

Esta situación se suma además a todos los problemas que ponen en entredicho los esquemas de gobernanza global, particularmente en un escenario nada halagüeño en el que la protagonista indiscutible ha sido la pandemia por el Covid-19. Lo único certero es que la solución a algunos de los problemas mundiales sólo podría gestarse si las potencias, en este caso las contrincantes, abandonan sus pretensiones de iniciar una guerra, unen esfuerzos y trabajan de manera coordinada. ¡Soñar no cuesta nada!

 

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