El fracaso estruendoso del neoliberalismo”, como dice el canciller Marcelo Ebrard en su intento de posicionamiento electoral usando al llamado Grupo de Puebla, debe incluir a esos gobiernos que prefieren mantener la estabilidad de sus finanzas antes que ayudar a su población en plena crisis económica derivada de una pandemia.

Seguro que en ese grupo que tanto desprecia este funcionario de la 4T están los que presumen la paridad de la moneda, en un mercado abierto, como un logro financiero de la administración. Y no pueden faltar los que hacen un triunfo personal los miles de millones de dólares en remesas que los ciudadanos expulsados de su país por cuestiones económicas mandan a sus familias, con el dolor de su ausencia en casa.

En este lance contra los despiadados tecnócratas conservadores debe haber un lugar para los que cancelan los exitosos programas de salud pública para beneficiar el clientelismo electoral y a los que presumen que todas las calamidades llegan del exterior y que por eso las cosas no les salen bien.

¿Dónde pueden quedar en ese desprecio tan sentido aquellos que dejan sin medicamentos a los niños con cáncer para, supuestamente, ahorrarse recursos en su compra?

La repugnancia mostrada por el canciller Ebrard en la inauguración de la reunión de ese Grupo de Puebla contra el neoliberalismo, la corrupción, “lo conservador” y la pobreza extrema no soportaría pasar bajo esos filtros a la actual administración de nuestro país. Pero eso no importa, mientras se conserve el efectismo.

El Grupo Parlamentario Progresista Iberoamericano, creado a partir del Grupo Puebla, es un legítimo espacio de discusión de los grupos de izquierda. Pero es un hecho que este tipo de instancias son usadas para pretender mostrar una supuesta superioridad moral y de paso se usan como plataforma de lanzamiento con fines políticos personales.

Suelen resultar largas listas de buenas intenciones y no poco contenido de repudio hacia quienes piensan diferente. Y la verdad es que, a diferencia de los grupos de derecha, son muy buenos para comunicar sus ideas, porque saben convertirlas en sentimientos para sus seguidores.

El tema es que cuando se quitan los apasionamientos del discurso en México, lo que queda son medidas conservadoras y neoliberales que los verdaderos tecnócratas no habrían pensado ni en sus sueños más salvajes.

Eliminar por completo el acceso a la protección judicial de los eventuales afectados por una obra pública y la opacidad total de las inversiones gubernamentales, para que no se interrumpan las obras, como lo ordena el decretazo de López Obrador, debería ser motivo de condena unánime de este Grupo de Puebla.

Servir de muro de contención para la migración hacia los Estados Unidos, con el uso del ejército y la Guardia Nacional debería indignar, y mucho, a los grupos de izquierda, pero tampoco pasa.

No haber dado un ingreso mínimo vital a millones de mexicanos que se quedaron sin trabajo en plena crisis derivada de la pandemia de Covid-19 por cuidar las finanzas públicas sanas y los equilibrios macroeconómicos debió parar de pestañas a los progresistas, pero lo único que pasó es que callaron como momias.

@campossuarez