Foto: Cuartoscuro En la Plaza de la Constitución, madres y víctimas realizaron un mitin, mientras algunas de las más jóvenes llenaban de pintas y carteles la plancha del Zócalo  

Una vez más, miles de mujeres salieron a las calles de la Ciudad de México para exigir, como una sola voz, justicia contra la violencia de género, contra el abuso sexual, contra los feminicidios, contra todos y cada uno de los flagelos de los que son víctimas.

“Ni perdón ni olvido, castigo a los asesinos”, clamaron las colectivas y ciudadanas que se concentraron en el Monumento a la Revolución, la exglorieta de Colón y el Ángel de la Independencia para concentrarse en el Zócalo, el corazón de la República.

Es el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, y en la CDMX las manifestaciones suman alrededor de mil 500 asistentes, pero representando a cientos, a miles y millones que han sido víctimas de violencia, siendo la voz de quienes perdieron la suya al apagarse su vida antes de tiempo.

En la exglorieta de Colón se realizó un primer acto pacífico: la colocación de un tendedero de testimonios, de quienes denunciaron y de quienes por una otra razón permanecieron calladas ante la violencia: “Me dijeron que accedí a salir con él y mi denuncia no procedía”, rezaba uno de los letreros de quienes acudió a las autoridades en GAM y Tlalnepantla y le fue negada la justicia.

La marcha avanzó, y al compas de los tambores de las colectivas, las consignas se sucedían unas a otras: “Ya te dije que no, mi cuerpo es mío”, “los policías no me cuidan, me cuidan mis amigas”, “no fue suicidio, fue feminicidio”, “no fue un crimen pasional, fue un macho patriarcal”.

La marcha principal la encabezaron madres que buscan justicia por feminicidio y desaparición, como Aracely Osorio, mamá de Lesvy Berlín, quien fue asesinada dentro de Ciudad Universitaria en mayo de 2017.

“Cómo es posible que el día de hoy salgan con eventos, donde hablan de nosotras, de nuestra lucha, de nuestras hijas, diciendo que están haciendo algo, cuando nosotras, todos los días, tenemos que estar en los tribunales exigiéndoles, obligándolos a emitir esas sentencias”, grita Araceli, con la rabia en el rostro y el corazón.

Pero también acudieron aquellas que han logrado escapar de la violencia, como Diana Linares, quien en compañía de su hijo de cinco años participó en la movilización, ya que fue víctima por parte de su expareja sentimental: “Estamos en la lucha… Exigimos respeto, que pare la violencia, no queremos una asesinada más; mi niño me apoya, los dos hemos vivido violencia”.

También participaron integrantes de la Coordinación del 8M, que solicitaron la despenalización del aborto a nivel nacional y la no criminalización a las mujeres que deciden sobre su propio cuerpo, sobre lo cual se notaba el apoyo de la mayoría de los asistentes, que portaban pañuelos verdes.

Ya en la Plaza de la Constitución, madres y víctimas realizaron un mitin, mientras algunas de las más jóvenes llenaban de pintas y carteles la plancha del Zócalo.

¿Y las encapuchadas?

Como en cada marcha, un pequeño grupo de embozadas y presuntos hombres infiltrados fueron captados agrediendo a mujeres policías y dañando estatuas, semáforos peatonales, mamparas y edificios privados.

Sus herramientas fueron martillos, mazos, tubos de metal, bombas de humo, palos de madera y desarmadores, algunos de los cuales pudieron ser decomisados por las agentes del orden, aunque éstas perdieron algunos escudos antimotines en las escaramuzas.

El saldo final de la marcha fue de 17 personas lesionadas, de las cuales 11 fueron mujeres policías, una servidora pública y cinco civiles, entre ellos un integrante de medios de comunicación.

Cada 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres, decretado oficialmente por la ONU en 1999.

En Latinoamérica esta fecha se conmemora desde varios años atrás, en 1981, en honor a tres hermanas dominicanas asesinadas el 25 de noviembre de 1960 por orden del dictador Rafael Leónidas Trujillo, del que eran opositoras.

Sin seguridad, las protestas seguirán

Mientras no exista un lugar seguro para ser mujer, las protestas y exigencias estarán vigentes y se adaptarán al contexto, y no serán silenciadas, consideró Wendy Figueroa, directora general de la Red Nacional de Refugios.

En el marco de la conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Figueroa manifestó que estas movilizaciones son para exigir a los gobiernos y todas sus instituciones que asuman sus responsabilidades para prevenir, atender, eliminar y sancionar las violencias contra este sector.

“Que garanticen el acceso y disfrute de todos los derechos humanos para todas, entre ellos el derecho a decidir, a una vida libre de violencias, al acceso a la salud y la justicia integral”, resaltó.

Manifestó que en los últimos tres años se han tenido retrocesos como el desmantelamiento del sistema nacional de cuidados y el debilitamiento de instituciones rectoras de la política de igualdad: “Con el afán de la austeridad, este gobierno ha eliminado y en otros casos debilitado programas dirigidos exclusivamente a eliminar las violencias contra las mujeres”.

LEG