Héctor Zagal

Cidras, limones y manos de Buda
Héctor Zagal
(Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)

Aunque en México a todo le echemos limón, la verdad es que mexicano no nació. El limón es originario de Asia, específicamente del noreste de la India y parte de China. Pero, debemos tener cuidado con a qué le llamamos limón. El que le echamos a nuestros taquitos, al pozole y el que acompaña a la chía en temporada de calor, es tan sólo uno de los muchos tipos que hay.

La historia de los cítricos, género al que pertenecen los limones, no tiene un inicio, sino tres: la cidra, el pomelo y la mandarina. El primer árbol de cítricos dio frutos antes de que hubieran personas que pudieran disfrutar de su perfume; probablemente uno 20 millones de años atrás. Este primer árbol pudo haber ocupado el este de Asia y Australia, cuando formaban un solo continente. Con el paso del tiempo, los cítricos se diversificaron en las tres especies primarias que ya mencionamos.

Estudios genéticos de los cítricos señalan a que estas tres serían las especias originales de las que derivan todas las demás: limas, limones, naranjas dulces, naranjas amargas, toronjas, tangelos, bergamotas, y más.

Digo más porque la gran compatibilidad sexual entre las especies de cítricos permite crear una gran variedad de híbridos. Actualmente se trabaja en el desarrollo de nuevos cítricos que cuenten con mayores nutrientes y propiedades saludables. Todo a partir del análisis de mutaciones y su combinación. ¿No les parece fascinante?

Todo apunta a que los cítricos fueron domesticados hace al menos 3 300 años. Antes eran tan ácidos que no se podían comer. Sin embargo, ello no impedía que fueran valorados tanto o más que metales preciosos. En algunos lugares, los cítricos eran simplemente invaluables, pues más que un bien comercial o comestible eran un objeto sagrado. Este fue el caso de la cidra, Citrus medica, o ‘etrog’ entre los judíos. Este cítrico forma parte esencial de la festividad judía Sucot, o Fiesta de los tabernáculos. La festividad recuerda las duras condiciones materiales en las que vivieron los judíos tras su salida de Egipto. La cidra probablemente es originaria del noreste de la India, pero su popularidad llegó cuando empezó a ser cultivada en Media, una región entre el mar Caspio y los ríos de Mesopotamia dominada por el Imperio medo. La mano de Buda, una variedad de la cidra, suele ser ofrecida en templos budistas. ¿La han visto? Es de forma alargada y parece estar dividida en muchos dedos delgaditos que a veces se muestran cerrados, como si se tratase de dos manos orando. En China, la mano de Buda es un símbolo de felicidad y buena fortuna.

La cidra fue un fruto conocido por los antiguos griegos. Teofrasto, discípulo de Aristóteles, describía un fruto proveniente de Persia y que no se comía, pero que tenía un perfume potente y exquisito. También comenta que el aroma de esta fruta servía para alejar a los insectos de la ropa y evitar que la arruinaran.

Mezclada con el vino, la esencia de esta fruta podía ser un antídoto contra un envenenamiento; al menos eso se pensaba. Plinio el Viejo recogía las mismas propiedades que Teofrasto, por lo que sabemos que la cidra también llegó a Roma.

En México consumimos el limón persa, Citrus latifolia, también conocido como lima de Tahití. Este cítrico es un híbrido que proviene de la cidra. Y ustedes, ¿a qué le ponen limón?

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@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana