Foto: AFP En la delgada línea  

Kyle Rittenhouse tenía 17 años cuando decidió viajar 42 kilómetros de Illinois a Wisconsin, portando un rifle AR-15, para participar en una manifestación confrontativa entre personas que clamaban el fin de la violencia policial contra ciudadanos de ascendencia afroamericana y quienes pugnaban por la libre posesión de armas y decían oponerse a posibles destrozos causados por los manifestantes.

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Esa protesta se daba en 2020, en plena efervescencia del movimiento Black Live Matters, originado por la muerte de una persona negra bajo la rodilla de un policía blanco que lo asfixió.

Rittenhouse, detenido y acusado de cinco delitos, es hoy símbolo de ambos polos. El que defiende la libre portación de armas y la legítima defensa, y el que acusa abusos descarados por parte de supremacistas blancos en contra de ciudadanos de raza negra.

Un jurado delibera sobre la suerte del joven, ahora de 18 años, y quien ese 25 de agosto mató a dos personas con su arma. El gobernador de Wisconsin pidió a 500 soldados de la Guardia Nacional estar listos para intervenir cuando el jurado informe su decisión.

Doce ciudadanos deben pronunciarse sobre cinco cargos, uno de los cuales -el de homicidio- puede valerle una condena de cadena perpetua.

CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS

 

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