En el programa de Imagen TV Sale el Sol pude ver de frente y platicar con la familia de Octavio, independientemente de todo lo que se diga, han perdido a un ser querido. Su madre Ana Lucía está destrozada, duele verla frágil y con las emociones a flor de piel, exigiendo justicia a las autoridades, pues le arrebataron a su hijo de tan sólo 22 años de edad. No dejará de pensar en él ni un sólo día, aprenderá a vivir sin su presencia, pero la pena será su fiel compañera, porque no entiende lo que pasó, ni por qué los policías lo mataron.

Don Octavio Pérez tiene que estar fuerte para sostenerse en pie y apoyar a su familia, para luchar y esclarecer lo sucedido; se presentó ante la Fiscalía del Estado de México y fue bien recibido, pero pidió que reabran el caso pues hay muchas inconsistencias y él quiere demostrar que Octavio Ocaña no era un mal hombre y no merecía morir de esa manera, en manos de la policía que lo persiguió provocando que le diera tanto miedo que prefirió huir, pero no tenían porqué dispararle e inventar toda una historia para cubrir su ineptitud.

Su hermana Ana Leticia cuenta que han tenido que detener su vida, agobiados por tantas noticias, pues no sólo se trata de procesar la partida de Octavio, también tienen que batallar con lo que se dice: desde buenos deseos, hasta versiones que inventan que era un chavo prepotente, fiestero e inconsciente. El trabajo de limpiar su nombre, pedir a las autoridades que actúen con justicia y lidiar con sus sentimientos, ha sido agotador. Ana Leticia susurra: “no nos juzguen, nosotros no pedimos que esto pasara, nadie quiere vivir algo así, era un buen chavo, agradable, amable y muy apegado a su familia”.

Su prometida Nerea Godínez relata que en la mañana se despertó al lado de Octavio, desayunaron y cada uno partió a sus actividades, al medio día hablaron por teléfono y él pasó a su oficina para recoger un dinero, asegura que no es verdad que llevara tomando dos días, pues durmieron juntos la noche anterior. Sus sueños se han roto y se terminó la ilusión de formar una familia juntos, confiesa que de no ser por el apoyo de sus suegros y cuñadas, no habría podido salir adelante.

El fin de semana se llevó a cabo una marcha pacífica, donde los padres y familiares de Octavio pidieron porque exista un México más justo y menos inseguro, pues como le dijo Eugenio Derbez a Don Octavio: “es una pena tener que cuidarse de los criminales y de las autoridades, no se puede vivir así, por eso yo no puedo volver a vivir a mi país”.

Todos podemos opinar, pero nadie sabe la verdad, más que los que estuvieron ahí presentes; las personas que iban a bordo de la camioneta aseguran que los maltrataron para firmar una falsa declaración, esperemos que aunque el camino sea largo, se descubra qué sucedió en realidad, pues para algunas autoridades es muy fácil alterar la escena del crimen para tapar sus errores. Descanse en paz Octavio Ocaña.

Hay más… pero hasta ahí les cuento.

 

@anamaalvarado