Foto: Daniela Wachauf Miles acudieron al centro de la alcaldía este fin de semana para disfrazarse o a tomarse la foto con la muñeca monumental del Juego del Calamar.  

Es víspera de Día de Muertos y fantasmas, monstruos, aparecidos y pesadillas salidas de las más oscuras películas de horror se dieron cita en el Centro Histórico de Coyoacán, luego de que el año pasado se cancelaron las tradicionales festividades.

La gente, harta tras 18 meses de la pandemia de Covid-19, abarrotó los filtros para ingresar al primer cuadro de la alcaldía, en verdaderos ríos de colores y formas por los disfraces de varios asistentes, pues en este lugar la tradición de Día de Muertos se mezcla con la magia del Halloween, traída del Norte.

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Carlos, disfrazado de Batman, se detiene por unos instantes para que otros se tomen una selfie con él: “Me gusta disfrazarme, que la gente se tome fotos conmigo, que olviden la pandemia; estamos cansados de tanto encierro… El año pasado no pude lucir mi traje, ojalá que esto sea un regreso a la normalidad”.

Otros niños y jóvenes están acompañados de sus abuelos, padres y amigos, pero también personas adultas, algunas con sus perritos, en busca de divertirse, tomarse la foto y hacer fila en los puestos de comida para degustar elotes, nieves, nachos, obleas, pan de pueblo y de muerto… para no morir de hambre.

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También hay quien vende artesanías, recuerdos y flores, como Don Héctor, quien se alegró de regresar este año a Coyoacán.

“Estamos vendiendo nuestras macetitas de cempasúchil a 40 pesos, quienes compran más son los extranjeros… Con la pandemia el año pasado estuvo muy difícil y ahora hay mucha gente… Siempre está el temor de los contagios pero hay que chambear”.

De pronto, durante el recorrido aparece a la vista una muñeca monumental, la de la serie surcoreana El Juego del Calamar, creada por Hwang Dong-hyuk, que es el éxito más visto de Netflix hasta el momento.

Sus ojos, rojos, brillan y su voz emite “luz roja, luz verde”, como un augurio de muerte para quienes ya vieron la serie.

El Tranvía de Coyoacán, que generalmente se encuentra estacionado a un costado de la Iglesia fue reubicado en la Calle Centenario y los empleados promocionaban sus recorridos como el de “Leyendas”, con una duración de 35 minutos.

Además, otras actividades fueron distribuidas en las diferentes zonas del centro de la alcaldía, como la “Feria del Chocolate y el Pan de Muerto”, en el Jardín Hidalgo.

Y la exposición “Altar de Vivos”, de Adelia Sayeg, en la Casa de Cultura Reyes Heroles o la “Pasarela de Calaveras, Catrinas y demás Difuntos”, frente al Palacio de Cortés.

Tras un año y medio de pandemia, en Coyoacán revivieron las tradiciones… y los muertos.

 

LEG