Foto: AFP Al pastar ayudan al planeta renovando los prados que absorben CO2, pero al eructar son responsables de 12% de las emisiones de efecto invernadero en el mundo y de 40% del metano  

Cuando hablamos de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y de emisiones contaminantes vinculadas a la actividad humana, una clara referencia es el dióxido de carbono que generamos con solo respirar, lo que produce más de 2 mil millones de toneladas de este gas al año… pero poco se habla del segundo lugar en el podio de los GEI, el metano.

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El sector industrial no es precisamente el mayor emisor de este gas. Los animales bovinos (vacas, toros, bueyes) y ovinos (borregos, corderos) representan una dicotomía ambiental. Al pastar ayudan al planeta renovando los prados que absorben CO2, pero al eructar son responsables de 12% de las emisiones de efecto invernadero en el mundo y de 40% del metano.

Infografía: Xavier Rodríguez

Confirmando las creencias, el proceso de digestión en los rumiantes es uno de los grandes responsables de este tipo de contaminación, no solo por sus eructos, sino también, aunque en menor medida, por sus flatulencias y deshechos. Y es que el régimen alimentario bajo el que se tiene a los animales de la industria responde en calidad a la demanda humana de cárnicos que, según los expertos, solo puede incrementar.

El desarrollo y las necesidades inmediatas de una población (que va en rápido aumento) de más de 7 mil millones de habitantes se anteponen -hasta ahora- a las consecuencias a largo plazo que con sus actividades generan.

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Según el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el sector de las energías fósiles emitió casi 120 millones de toneladas de metano en 2020, lo que equivaldría a un tercio de las emisiones atribuidas a actividades humanas, esto según la Agencia Internacional de la Energía (AIE).

Aunque los GEI contribuyen a la retención del calor dentro de la atmósfera, no todos tienen el mismo impacto dentro de ella. Mientras que el CO2 es capaz de permanecer -y contribuir al calentamiento global-, hasta por 200 años, la vida del metano, un gas más dañino, es de solo 20.

Al respecto, las recomendaciones de la agencia de la ONU son claras, y tomar acciones respecto a la emisión de este gas en específico podría ver sus beneficios en el mediano plazo. Mejorar la dieta de los animales, detallan, sería un buen comienzo.

CON INFORMACIÓN DE AGENCIAS

LEG