Maya y los tres, una miniserie mexicana animada de Jorge R. Gutiérrez
Foto: Tiktok/ @fathywalex La Joven, Fátima, se encontraba cursando la universidad y necesitaba imprimir unos documentos.  

Recientemente se hizo viral en la plataforma Tiktok la historia de una joven mexicana que confundió una casa con un cibercafe y encontró ¡pozole!.

 

La Joven, Fátima, se encontraba cursando la universidad y necesitaba imprimir unos documentos para el trámite de una beca, al carecer de impresora la joven salió en busca de un cibercafé.

 

 Para su mala fortuna no tuvo éxito en los primeros establecimientos pero como el papeleo era urgente decidió no desistir.

 

“Como Dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros yo seguí caminando y caminando y eso pase, encontré uno. La verdad sí se me hizo muy peculiar porque nadamas tenia dos computadoras pero yo dije ‘este no es el momento de estar de juzgona’ y me metí”, narro Fatima.

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Al entrar a la casa fue recibida por un señor, quien incluso le prestó un mouse, pues la computadora que eligió no contaba con uno. Posteriormente  al sitio llegaron unos  niños, uno de ellos le ofreció un vaso de refresco, el cual la joven aceptó.

 

“Ya después que me dice ‘oye que si no quieres poquito pozole’ (…) y yo ‘qué amables, que buen servicio’ pero no mijo muchas gracias, con el refresco es suficiente”, respondió.

 

Al finalizar su trabajo y proceder a pagar el servicio, el señor le explicó que se trataba de una casa particular y no un servicio de cibercafé.

 

“Yo empecé a sentir la cara pero sí bien caliente, le dije ‘pero cómo que no es ciber, señor, ¿por qué no me dijo?’ y dice ‘no, muchacha, es que yo te mire muy concentrada y la verdad es que no te quise interrumpir’ (…) A mí se me caía la cara de vergüenza”, platicó la joven con risa.

@fathymalex

Responder a @fernandacolin70 aquí está el Story time, así tengo varias historias espero no aburrirlos jaja 🙁 #foryou #parati

♬ sonido original – Fathyma Lex

 

Finalmente la joven le dio 20 pesos al dueño de la casa por su amabilidad y se retiró apenada, “pero  muy feliz porque ya tenía mis documentos”, aclaró.

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El final feliz es que con la beca que obtuvo tras el papeleo  pudo comprarse su propia impresora.

GR