El tuit de Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, respecto a la foto de Emilio Lozoya cenando en un lujoso restaurante, es un enorme editorial y un dardo envenenado.

“La impunidad es siempre una afrenta’’, escribió ayer el funcionario.

La noche del sábado y la mañana de ayer, se desató en las redes sociales una discusión sobre la foto de Lozoya, publicada por la periodista Lourdes Mendoza en sus redes sociales.

Los partidarios de la 4T no cuestionaron el hecho de que un presunto delincuente bajo arraigo domiciliario pueda salir a departir con amigos a cualquier restaurante, sino la autenticidad de la fotografía.

Mendoza sostiene una demanda penal por difamación en contra de Lozoya quien la acusó de recibir costosos regalos enviados por Luis Videgaray a través del ex director de Pemex.

Quizá por este hecho o por una estrategia premeditada de desprestigio hacia la periodista, el debate se centró, primero, en la autenticidad de la foto.

Pero hubo también voces que no perdieron el verdadero centro del debate: ¿cómo un arraigado de tanta fama puede evadir los candados de seguridad que supuestamente le fueron colocados por un juez como parte del trato para que llevara su juicio sin pisar la cárcel?
Puede ser que, sin que el pueblo bueno y sabio esté enterado, Lozoya haya llegado a otro arreglo con la Fiscalía General de la República y ya no tenga el brazalete que supuestamente trae -nadie se lo ha visto-.

O quizá ya fue exonerado y no lo sabemos por la sencilla razón de que su supuesto juicio se ha llevado en secreto pese ser el pilar, el ejemplo de la lucha contra la corrupción de este Gobierno.

Las declaraciones de Lozoya solo han servido para detener a un exsenador, Jorge Luis Lavalle, acusado de recibir sobornos para aprobar la reforma energética de Peña Nieto, y para linchar mediáticamente al resto de los involucrados.

Pero no han sido lo que prometían ser: la punta del iceberg de una trama de corrupción que alcanzaría hasta al ex presidente de la República.

El tuit de Nieto es el reproche nada velado a la falta de resultados de la investigación sobre Lozoya que encabeza Alejandro Gertz Manero, con quien mantiene una disputa política.

En este caso, Nieto tiene toda la razón: no es la foto, es la impunidad.

****
Como para demostrar que no está peleada con los empresarios, la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum se reunió con Valentín Díez Morodo y Emilio Azcárraga y su esposa Sharon Fastlicht.

Sheinbaum agradeció a Díez Morodo, presidente del Club de Futbol Toluca, su apoyo para impulsar el proyecto del Parque Lomas en tanto que a la señora Fastlicht le reconoció su “excelente trabajo de coordinación’’ de los trabajos del Fideicomiso Pro Bosque de Chapultepec.

No es muy común una foto de la jefa de Gobierno con empresarios de estos vuelos, pero no deja de ser una buena señal el hecho de que se muestre una relación de trabajo en pro de la ciudad y sus habitantes.

Bien.

****

La reunión de alto nivel en materia de seguridad con funcionarios de Estados Unidos, que se realizó el viernes en la CDMX, fue una exhibición de eficiencia del canciller Marcelo Ebrard.

Bien el evento y los acuerdos previos -los públicos, porque hubo otros que se guardaron por seguridad-, pero no será hasta diciembre cuando se tenga la versión definitiva de la estrategia que sustituye a la Iniciativa Mérida cuando se conozca si López Obrador le pone una estrellita en la frente a su cercano colaborador.

LEG