Foto: Especial “Nadie que escriba hoy en día ha articulado tan bien los dolores del exilio y las recompensas de la pertenencia. Canterbury y Kent son a la vez su exilio y su hogar”, agregó.  

“Soy un observador. Escribo lo que sucede en el mundo en que vivo y actualmente (la cuestión migratoria) es el gran tema, la gran preocupación del mundo en que vivo”, declaró Abdulrazak Gurnah, escritor tanzano que obtuvo ayer el premio Nobel de Literatura.

En su primera entrevista concedida a la Fundación Nobel, el galardonado hizo un llamamiento a Europa para que cambie su visión de los refugiados de África y reconozca “que tienen algo que aportar. No vienen con las manos vacías, son personas con talento y energía”, añadió.

El galardonado ha sido un agudo observador de los efectos del colonialismo y la inmigración durante una carrera de 35 años aclamada por la crítica.

Además, se dijo invadido por las emociones y muy orgulloso de recibir un reconocimiento “completamente inesperado”, declaró a la AFP.

“En cierto sentido, fue algo con lo que tropecé por accidente más que el cumplimiento de un plan. En gran medida, tuvo que ver con la abrumadora sensación de extrañeza y diferencia que sentí allí”, recordaba en una entrevista al diario The Guardian.

Sus obras están “dominadas por las cuestiones de la identidad y el desplazamiento, y cómo éstas, son moldeadas por los legados del colonialismo y la esclavitud”, escribió sobre él el académico Luca Prono en la web del British Council.

Bashir Abu-Manneh, jefe del departamento de Literatura Inglesa, destacó el jueves su “lucha por la voz individual, por la justicia, por sentirse en casa en un mundo siempre cambiante.

“Nadie que escriba hoy en día ha articulado tan bien los dolores del exilio y las recompensas de la pertenencia. Canterbury y Kent son a la vez su exilio y su hogar”, agregó.

LEG