La Presidencia de la República realiza los preparativos para el encuentro que sostendrán el presidente Andrés Manuel López Obrador y el mandatario estadounidense Joe Biden el próximo mes.

López Obrador acudirá a la Casa Blanca, como lo hizo en su momento con Donald Trump, a invitación del presidente Biden.

El encuentro genera mucha expectación pues es bien sabido que el Presidente de México apostó por la reelección de Trump, a quien consideró en su momento su amigo.

Además de apostarle al republicano, recientemente dos senadores de ese partido enviaron una carta a López Obrador quejándose porque el jefe del Ejecutivo recibió, en el marco de la reunión de la CEPAL, a los presidentes de Venezuela y Cuba, sobre quienes pesan acusaciones añejas de violaciones a los derechos humanos de los habitantes de ambos países.

En el contexto actual, dos temas han tensado la relación entre nuestro país y el vecino del norte: la multitudinaria migración de haitianos y la violencia que no cesa.

Sobre el primer tema, Estados Unidos sigue utilizando a México como país de refugio; los indocumentados que son detenidos en su territorio son enviados a la frontera norte y a partir de ahí el problema ya es del Gobierno mexicano.

En el tema de la violencia, ayer el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, anunció que pedirá a Estados Unidos que ya no envíen al país “ni armas ni helicópteros’’.

Ebrard declaró concluido el Plan Mérida, mediante el cual el Gobierno estadounidense aportaba millones de dólares en efectivo y equipo para contribuir al combate a la delincuencia organizada.

Los resultados del fracaso de tal estrategia están a la vista.

López Obrador tendrá la oportunidad de poner los temas que le interesan al país en la mesa de Biden, y no como ocurrió con Trump, aceptar resolver los temas que le interesaban al expresidente, como la contención de la migración en Chiapas, al costo que fuera.

Veremos.

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El 18 de agosto pasado la senadora por Morena, Cecilia Margarita Sánchez García, se registró como aspirante a la dirigencia nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.

La legisladora consideró que el hecho de pertenecer a la sección 47 del sindicato le concede la oportunidad de aspirar al cargo.

Sin embargo, entre los trabajadores sindicalizados no la reconocen ni en fotografía pues no es una dirigente que haya hecho algo por la organización.

Además, políticamente ya está comenzando a pagar el costo de ser parte del grupo de legisladores que apoyan al coordinador de la bancada, Ricardo Monreal, que en estos días ha pintado su raya con las decisiones no solo del partido sino del Presidente en la forma de conducir el proceso sucesorio.

Sánchez no las trae consigo y su campaña parece ser simplemente una estrategia de negociación, como muchas otras que se aplican en procesos electorales.

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Dice el presidente de lo que queda del PRI, Alejandro Moreno, que a su partido “nadie lo presiona’’ para que se defina a favor o en contra de la reforma al sector eléctrico que propone el presidente López Obrador.

¿Cuál es la prisa?, se preguntó.

Y mientras Moreno y socios se dejan cortejar por Morena, en la Cámara de Senadores Claudia Ruiz Massieu aseguró que la iniciativa “es un retroceso, afectará a las familias, subirán los precios y se perderán empleos; habrá apagones’’.

Que se los diga a su líder parlamentario y después al presidente de su partido.

 

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