Foto: AFP / Archivo El 17 de diciembre de 2010, Mohamed se prendió fuego enfrente del Palacio de Gobierno  

Mohamed surtía todas las noches la mercancía para su negocio de frutas y vegetales, las cuales vendía al día siguiente en las calles de su pueblo, Sidi Bouzid, en Túnez. Aquella era la rutina del joven comerciante desde que tenía 10 diez años de edad. El 17 de diciembre de 2010, Mohamed se prendió fuego enfrente del Palacio de Gobierno.

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Mohamed Bouazizi tuvo que hacerse cargo de su familia -madre y seis hermanos- desde muy temprana edad a causa del fallecimiento de su padre cuando tenía tres años. A pesar de las dificultades, nunca dejó desamparada a su familia. Incluso financió la universidad a una de sus hermanas, deseando que no compartiera su destino.

Bajo la dictadura de Zine El Abidine Ben Ali (1987-2011), Túnez se envolvió en un clima de corrupción e impunidad, alcanzando los sitios más recónditos de la nación arábiga y, asimismo, a Bouazizi, quien sufría el acoso de las autoridades locales.

La frustración de Bouazizi llegó al límite el 17 de diciembre de 2010, cuando una vez más fue interceptado por la Policía, que lo multó y confiscó su mercancía. Pero, en esta ocasión, una de las agentes le agredió físicamente. Hecho que, en las sociedades árabes supone una terrible ofensa para el hombre.

Mohamed intentó presentar una queja ante las autoridades municipales. Fue ignorado. En total desesperación, el joven de 26 años consiguió una lata de pintura inflamable y, enfrente del Palacio de Gobierno, gritó “¿Cómo esperan que me gane la vida?”. Acto seguido, se prendió fuego.

Las llamas de Bouazizi originaron un incendio social en Túnez que extendió su fuego a las demás naciones arábigas, en clamor por una verdadera democracia y una mejor condición de vida.

Esta serie de manifestaciones, bautizadas como Primavera Árabe, determinaron la salida de Ben Ali, después de 23 años de dictadura en Túnez; Hosni Mubarak, tras 30 años en el poder en Egipto; Muamar Gadafi, con 42 años de dictadura en Libia y; Abdullah Saleh, luego de 21 años en el poder de Yemen.

Bouazizi no pretendió convertirse en mártir, pero su sacrificio develó el hartazgo de toda una región.

LEG