Foto: AFP Corea del Norte presenta un largo historial en el uso de ensayos militares para incrementar la tensión  

Corea del Norte probó con éxito un nuevo misil antiaéreo, anunció este viernes la prensa estatal, en el último capítulo de una sucesión de ensayos militares del país comunista que pusieron en alerta a la comunidad internacional.

El ejército norcoreano “ensayó un misil antiaéreo de nuevo desarrollo el 30 de septiembre”, informó la agencia oficial norcoreana KCNA, alabando “la gran eficacia de combate” del misil, que dispone de “nuevas tecnologías claves”.

El diario oficial Rodong Sinmun recoge una imagen de un misil lanzado desde un vehículo ascendiendo en ángulo oblicuo hacia el cielo.

El ejército de Corea del Sur, que monitoriza la actividad militar en el Norte, fue incapaz de confirmar inmediatamente este último lanzamiento a AFP.

Este tipo de misiles son mucho más pequeños y más difíciles de detectar desde la distancia que los misiles balísticos, cuyo desarrollo en Corea del Norte está prohibido por la ONU.

Esto no priva al aislado régimen de Kim Jong Un de mantener sus programas de misiles balísticos y armamento nuclear, aunque esto le conlleve importantes sanciones internacionales.

Esta misma semana, el régimen comunista, equipado con armamento nuclear, había anunciado haber probado con éxito un misil deslizante hipersónico, un proyectil mucho más rápido y difícil de interceptar que los convencionales.

Antes había lanzado misiles de crucero de largo alcance y otros proyectiles de corto alcance disparados desde un tren.

Estas actividades generaron preocupación en la comunidad internacional.

A petición de Estados Unidos, Reino Unido y Francia, el Consejo de Seguridad de la ONU tenía que celebrar una reunión de urgencia el jueves, que fue retrasada al viernes por Rusia y China.

El secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, advirtió que estas acciones aumentan “inestabilidad e inseguridad”.

“Comprando tiempo” para la negociación

Bajo el mando del presidente Joe Biden, la Casa Blanca ha ofrecido repetidamente reanudar el diálogo con Pyongyang, interrumpido abruptamente tras la fracasada segunda cumbre de 2019 en Hanói entre su predecesor Donald Trump y Kim Jong Un.

El líder norcoreano tachó estas propuestas de “truco mezquino” y acusó a la nueva administración demócrata de mantener “las amenazas militares” y “la política hostil” del pasado.

Aunque con menos contundencia, también dio largas al ofrecimiento del presidente surcoreano Moon Jae-in de declarar un fin formal a la guerra de Corea (1950-1953), teóricamente todavía abierta puesto que solo se firmó una tregua y nunca un tratado de paz.

Corea del Norte presenta un largo historial en el uso de ensayos militares para incrementar la tensión y, en un estudiado proceso, tratar de mejorar su posición negociadora para alcanzar sus objetivos.

Desde el inicio de la pandemia, el Norte se autoimpuso un bloqueo para defenderse del coronavirus, lo que ha recortado drásticamente su comercio con China (su principal respaldo) y ha agravado todavía más su precaria situación económica.

Con sus últimas acciones, Pyongyang quiere “destacar su presencia en la escena mundial y sus capacidades militares”, indicó a AFP Ahn Chan, un desertor convertido en investigador de la cuestión norcoreana.

“Están comprando tiempo de esta forma para tratar de sacar la máxima ventaja a la propuesta de Seúl de declarar un final oficial a la guerra de Corea, así como de la oferta de Washington de hablar sin condiciones previas”, explicó.

El bloqueo por el coronavirus y otros factores han hecho que la situación interna en Corea del Norte sea “bastante grave” y “se cree que numerosos norcoreanos están agitados”, dijo.

“Parece que el lanzamiento de misiles también busca calmarlos”, añadió.

LDAV