José Ureña

El fin de semana debe sellarse la suerte del PAN.

Tres años más del mismo comportamiento.

Oposición sin fuerza.

Búsqueda del poder sin tomar la calle ni movilizar a la sociedad.

Sin capacidad siquiera para defender a los suyos.

Francisco García Cabeza de Vaca, Ricardo Anaya, Jorge Luis Lavalle y Francisco Domínguez son sólo unos cuantos ejemplos.

Acusado de estar ligado a lo peor de la derecha como Vox de Santiago Abascal sin saberse defender ante señalamientos de Palacio Nacional, de allá y acullá.

Su único argumento fue delegar el hecho a un acto personal liderado por su coordinador Julen Rementería y un grupo de senadores.

La dirección panista no aprovechó siquiera la luz dada por Ricardo Rubio, quien en la tribuna del Congreso de la Ciudad de México pidió a su partido confrontar.

Él sí lo hizo: habló de financiamiento extranjero -entre ellos del también estamento español Podemos- al gubernamental Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), lo cual contraviene la Constitución.

ARREGLO CONSUMADO

Eso no cambia el destino del Partido Acción Nacional.

El próximo fin de semana el dirigente Marko Cortés deberá ser ungido como candidato único -de unidad, dirán los cronistas- a relevarse a sí mismo.

Tiene todo a favor, como hemos señalado aquí.

De inicio, el control de todos los órganos azules, una práctica venida desde los tiempos de Gustavo Madero -quien emigra en el Senado a un grupo independiente plural- y Ricardo Anaya.

En adición, Cortés ha sostenido negociaciones con los integrantes de esos cuerpos institucionales y también con grupos más o menos independientes.

Oficio político, dicen los partidarios del michoacano.

Lucha desigual, argumentan quienes en algún momento aspiraron a conducir al PAN: el queretano Francisco Domínguez, la tlaxcalteca Adriana Dávila y el tabasqueño Gerardo Priego.

Idos ellos, todo lo demás es pastel con cereza para Marko Cortés: en noviembre volverá a ser aclamado a mano alzada.

Sin votación, sin la democracia tradicional del principal partido opositor.

LA VOZ DE DOMÍNGUEZ

1.- Sirva la información anterior para reproducir a Francisco Domínguez:

“Seamos claros: lo que importa no es la renovación de la dirigencia nacional, sino la renovación del partido mismo…

“Hoy no podemos consentir que el partido transmute en un mecanismo autoritario y mucho menos conformarnos con la mediocridad.

“El PAN debe ser oposición, pero también opción para la gente; volver a brillar con luz propia, aspirar a más y actuar en grande.

“A todo el panismo nacional le digo: ¡sí hay de otra! La vía queretana probó que podemos ganar gracias al voto de confianza de la gente y no sólo mediante el voto de castigo contra otros”.

Y 2.- A muchos de Morena, y menos a la senadora Susana Harp, no gustó el exhorto presidencial en su pasada visita.

Les pidió esperar con una frase política:

“Primero los pobres, el proyecto del Corredor Transístmico y la eficiente aplicación de los programas federales”.

Por cierto, Harp fue la encargada de ejecutar esos beneficios y los resultados han sido muy magros, por decirlo eufemísticamente, sobre todo en materia de salud.

LEG

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