Foto: AFP Los países que mayor número de personas ven salir de su territorio son Siria, Venezuela, Afganistán y Sudán del Sur  

El movimiento constante del mundo como planeta es estable y medible… el de su elemento más dinámico, los 7 mil millones de personas que lo habitan, es variable y doloroso. La migración, entendida como el desplazamiento de una persona a través de una frontera o dentro de un mismo territorio, es hoy un fenómeno observable y cuantificable en sus causas y efectos.

En 2020, según datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), 281 millones de migrantes internacionales vivían en un país distinto al de origen, siendo Estados Unidos el principal destino, pues acoge a 50.6 millones de ese gran total. En el 2000, eran 173 millones.

En la realidad actual, el principal objetivo de las mudanzas tiene que ver con la sobrevivencia, pues las causas que generaron el flujo forzado de 82 millones de personas, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, fueron los desastres naturales, la vulneración de los Derechos Humanos y los conflictos bélicos regionales.

En este escenario, los países que mayor número de personas ven salir de su territorio son Siria, Venezuela, Afganistán y Sudán del Sur. Hoy en día tenemos un claro ejemplo en la frontera sur estadounidense, donde el aforo desde Haití creció al menos 10 veces debido a la crisis política que vive el país más pobre de Latinoamérica, así como el sismo que el 21 de agosto devastó la isla.

Casos menos dramáticos, relacionados con la búsqueda de mejores oportunidades y calidad de vida destacan en otras regiones. Países desarrollados o en vías de desarrollo como India, México, Rusia y China -donde la expectativa de vida permite a la mayoría de los ciudadanos llegar a la vejez, pero sin oportunidades de desarrollo laboral digno-, son de los principales expulsores. Solo estos cuatro países han visto salir de sus fronteras 36.2 millones de habitantes con la esperanza puesta en otra nación.

Para la diáspora migratoria, sortear los peligros en la ruta elegida es posible si se tiene en la mira la meta.

El paso a través de territorios controlados por organizaciones criminales, las inclemencias del terreno (climas extremos y el mar), brutalidad policial, los recursos limitados, discriminación y, para algunos, la brecha del idioma, representan en buena parte los problemas a los que se enfrentan antes de formar parte de los registros migratorios del país receptor y hacerle frente a un último reto: la petición de asilo, la búsqueda de empleo -formal o informal- y la realización de las expectativas que los llevaron a partir de su país de origen.

Venezolanos tocan puerta chilena

Cientos de migrantes con niños, la mayoría venezolanos, ingresaban ayer a Chile por pasos clandestinos en la frontera con Bolivia, a pesar de que el Gobierno chileno anunció que retomará las expulsiones de quienes entren al país de forma irregular.

Los migrantes, que buscan ayuda básica y refugio, ingresan de manera constante durante todo el día por Colchane, una localidad rural de poco más de mil habitantes en el altiplano.

Junto a la migración clandestina en este sitio árido y de frío extremo, a más de 3 mil 600 metros de altitud, ha crecido también el negocio de transporte ilegal, y el precio de acercar a un migrante a las ciudades alcanza 70 dólares por persona.

“Si alguien me da agua, ya se me pasa todo. Esto es para volverse loco”, dijo Xiomara, de 30 años, arrastrando un coche con un bebé tapado de cobijas y abrigos de adultos en una mañana a 2 grados bajo picos nevados.

Al entrar a Chile, Xiomara caminó hasta una comisaría de Carabineros para “autodenunciarse”, como dicen las autoridades. Los nombres de quienes se entregan son incluidos en un registro y eso ayuda a mujeres y niños a ser trasladados 250 kilómetros hasta Iquique, ciudad portuaria del norte de Chile.

“Pero esto nos sobrepasa, somos más de 100 soldados destacados en este punto fronterizo, y uno controla una parte y pasan otros cientos por otro lado. Este mes ha sido súper fuerte, no paran de llegar”, confesó un militar que pidió no revelar su identidad, apostado cerca de un hito que separa Chile de Bolivia.

Carpas de la Organización Internacional para las Migraciones al lado de la comisaría están repletas de migrantes que duermen para evitar el frío extremo.

Renuncia el enviado de Biden en Haití

El enviado especial de Estados Unidos en Haití renunció al cargo ayer, dos meses después de su nombramiento, al denunciar las deportaciones del Gobierno de Joe Biden de miles de haitianos que cruzan la frontera desde México.

“No me asociaré con la decisión inhumana y contraproducente de Estados Unidos de deportar a miles de refugiados y migrantes ilegales haitianos a Haití”, dijo el enviado especial del Departamento de Estado, Daniel Foote, en su carta de renuncia.
LEG