Si nos atenemos a los argumentos que usa el presidente Andrés Manuel López Obrador para explicar la estabilidad del tipo de cambio como un reflejo del éxito de las políticas públicas de su 4T, bien podríamos decir entonces que la importante depreciación de ayer del peso frente al dólar, seguro tuvo que ver con la ocurrencia de andar placeando dictadores latinoamericanos por suelo mexicano.

¿O resulta que ahora sí serán capaces de ver los factores externos que tienen a los mercados del mundo en turbulencia y cuando solo cuando hay estabilidad es gracias a su gobierno?

Hay una empresa gigante inmobiliaria china tambaleándose, Evergrande, y eso tiene a los mercados financieros de cabeza. Por lo que la caída de los indicadores bursátiles y la depreciación del peso de ayer no tienen nada que ver con tener amigos tan impresentables como los dictadores de Venezuela y Cuba, pero se agradece el gesto de haberlos dejado en evidencia en Palacio Nacional.

La reunión que planeó López Obrador para asumirse como el líder de Latinoamérica fue el auténtico tiro por la culata.

No puede la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC, aspirar a desplazar a la Organización de los Estados Americanos, cuando entre sus integrantes hay demócratas y autócratas que no se toleran.

No hay manera de asumirse como el líder de una agrupación al estilo “Unión Europea” cuando hay al menos tres países, Cuba, Venezuela y Nicaragua, que no comparten los valores democráticos y de libertad que al menos Uruguay y Paraguay sí se atreven a señalar.

El espectáculo que vimos, con todo y el secuestro de nuestras fiestas patrias para suplir la ceremonia con una arenga a favor de la dictadura cubana, más la confrontación entre los bandos en el corazón mismo de la 4T, ahí donde cada mañana se celebra la ceremonia de la palabra presidencial, nos llevó a un debate interno sobre el lugar de la mesa donde queremos ver a México y eso se tiene que agradecer.

Son millones los simpatizantes del actual gobierno, pero son muchos menos los que aprueban la manera en que se coartan las libertades en Venezuela con su crisis humanitaria, en Nicaragua con los opositores encarcelados, o en Cuba con los manifestantes golpeados por exigir sus derechos.

No todos los simpatizantes del presidente López Obrador están tan de acuerdo con esas compañías impresentables. Y toda la cadena de sucesos en torno a los dictadores de Cuba, Miguel Díaz-Canel y de Venezuela, Nicolás Maduro, nos hacen reflexionar sobre ello. Gracias.

Nadie en este país va a crear un bloque donde los líderes sean el presidente de Paraguay, Mario Abdo Benítez y el de Uruguay, Luis Lacalle. Es más, en poco tiempo olvidaremos sus nombres, pero no podremos dejar de pensar que sus argumentos contra los dictadores fueron contundentes y llenos de razón.

Así que, por donde se le quiera ver, esa obcecación de placear a los dos dictadores por nuestro país haya sido idea del Presidente o del canciller Marcelo Ebrard, no merece otra cosa que agradecimiento, porque nos recuerda todo lo que no queremos ser en México.

 

@campossuarez