Foto: AFP Migrantes haitianos instalaron un campamento en la ciudad del Del Rio, en Texas. En Tapachula, cinco familias comparten un cuarto  

Miles de kilómetros de carretera, días enteros por montañas y selvas, asaltos, naufragios. En su camino a Estados Unidos, huyendo de la pobreza, los migrantes haitianos desgranan una tragedia.

Muchos se lanzan a la aventura alentados por familiares y amigos que alcanzaron la meta, pero que poco hablan de las desdichas que les esperan, como quedar atrapados en Tapachula.

Esta ciudad del sur de México se convirtió en un embudo donde decenas de miles de haitianos y centroamericanos buscan un permiso -que no llega- para avanzar hacia el norte y no ser deportados a Guatemala.

Cansados de esperar y con el poco dinero que cargan, algunos continúan su marcha indocumentados, pero en la frontera con EU vuelven a quedar atrapados.

Miles que cruzan el río Bravo se agolpan ahora bajo un puente que comunica a Ciudad Acuña (México) y Del Rio (Texas) para pedir refugio en Estados Unidos. Las penurias, agravadas por la pandemia, no cesan.

Viacrucis de 10 países

Cada noche a Murat “Dodo” Tilus lo despierta el insoportable dolor en un brazo que le dejó una caída en una montaña colombiana, durante la travesía para reunirse con su hermano en Miami.

El 8 de agosto él, su esposa, una hija y dos nietos abandonaron Chile. Un mes después, tras cruzar por 10 países, arribaron a Tapachula.

A Chile habían emigrado en 2017 aprovechando la apertura de ese país tras el terremoto de 2010 que dejó 200 mil muertos en Haití.

“Mi casa se cayó, mi familia murió, después yo hice una iniciativa con mi señora de irnos a otro país”, cuenta a la AFP Tilus, de 49 años.

Pero el “sueño chileno” empezó a diluirse en 2018 cuando el Gobierno impuso medidas que restringen la migración.

En Chile ahora “es muy difícil conseguir el carnet (permiso de trabajo), se encareció todo, por eso la gente quiere salir para buscar una vida mejor”, dice.

Entre él y su esposa Rose Marie reunieron alrededor de cinco mil dólares para llegar a Tapachula.

Salieron en autobús de Arica y ahora comparten un cuarto de una humilde vivienda, donde viven otras cuatro familias haitianas.

 

LEG